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GREGORY PECK

UN CABALLERO EN LA CORTE DE LOS MILAGROS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gregory Peck,, fue un actor estadounidense. Por su actuación de Atticus Finch en Matar a un ruiseñor (1962) obtuvo el Premio Óscar al mejor actor. Peck también recibió nominaciones para el Óscar por su actuación en Las llaves del Reino (1944), The Yearling (1946), Gentleman´s Agreement (La Barrera invisible, 1947) y Twelve O'Clock High (1949). Lyndon B. Johnson, presidente de Estados Unidos, otorgó a Peck la Medalla Presidencial de la Libertad en 1969 por sus esfuerzos humanitarios. En 1999, el Instituto Americano de Films nombró a Peck como Uno de las Más Grandes Actores de Hollywood. Gregory Peck nació en San Diego (California) en medio de la comunidad de La Jolla, hijo de Gregory Pearl Peck, un farmacéutico de ascendencia armenio-irlandesa, y Bernice Mae Ayres, de ascendencia escocesa. El padre de Peck era católico y su madre se convirtió al catolicismo después de casarse. A pesar de una estricta vida centrada en el catolicismo, sus padres se divorciaron cuando él era aún muy niño y su infancia transcurrió en compañía de su abuela, una gran aficionada al cine que lo llevaba a ver películas todas las semanas. La primera mujer de Peck recordaba cómo era frecuente que el mismísimo Alfred Hitchcock y otras personalidades de Los Ángeles los invitasen a sus mansiones a cenar. Eran una pareja muy querida en una ciudad en la que la puñalada siempre estaba a la vuelta de la esquina. También recordaba con afecto la forma en la que ella y el actor se separaron a mediados de los años 50. “Simplemente nos fuimos alejando el uno del otro. No hubo ningún drama”. Efectivamente, puede que no lo hubiese, pero las revistas de cotilleos especularon en su momento con posibles romances de Peck con sus compañeras de reparto: Ingrid Bergman, Ava Gardner y Audrey Hepburn.

 

 

 

Peck fue incapaz de ignorar la atracción que sentía por los escenarios, por eso dejó sus estudios y se marchó a Nueva York con 160 dólares en el bolsillo y una gran confianza en sí mismo. Alto, robusto, guapo y cautivador como pocos, esa seguridad en sí mismo pronto empezó a dar sus frutos. Tras sus primeros pinitos en The Neighborhood Playhouse, en Broadway, y estudiar interpretación con Michael Checkov, se convirtió rápidamente en un reputado actor con trabajo fijo en el Hollywood de los años 40. En los 50, ya era una estrella, con tres nominaciones a los Óscar y un Globo de Oro por El despertar. Prosperó en westerns, películas bélicas y de aventuras, era conocido por aportar una gran autenticidad a sus papeles, elevando así la calidad de cualquier película en la que participaba. Entre otras hazañas, trabajó repetidas veces con Alfred Hitchcock, Ingrid Bergman y Ava Gardner y estrechó lazos con muchos de sus compañeros que pasarían a ser grandes amigos de por vida como Cary Grant, Frank Sinatra, Fred Astaire y Clark Gable. En 1952, Peck tuvo la oportunidad de mostrar otro lado de sí mismo en el clásico de William Wyler, Vacaciones en Roma, que protagonizó junto a Audrey Hepburn el primer largometraje de la actriz, por el que ganaría un Óscar.

 

 

 

 

Fue el hombre íntegro por excelencia y el símbolo de la masculinidad de posguerra. Fue una estrella y un firme defensor de los derechos humanos; un intérprete solicitado y un marido ejemplar. A priori, la vida de Gregory Peck, poco dado a los escándalos, estrella incontestable del cine americano y protagonista de un buen puñado de clásicos como 'Matar a un ruiseñor' 'Moby Dick' (1956) o 'Mi desconfiada esposa', podría parecer aburrida en comparación con su excelsa filmografía. Sin embargo, los riesgos laborales que corrió al manifestarse contra la nefasta caza de brujas del senador McCarthy o la tragedia que vivió con la muerte de su hijo mayor engrandecen la trayectoria vital de uno de esos actores a los que todo el mundo definió como “una buena persona”, en palabras de la también desaparecida Lauren Bacall, y de cuyo nacimiento se cumplen ciento cinco años. La carrera del actor, marcada por el eclecticismo, también tuvo que ver con España, ya que fue en Gran Canaria donde se rodaron algunas de las escenas más impactantes del ‘Moby Dick’ de John Huston. La primera mujer de Peck recordaba cómo era frecuente que el mismísimo Alfred Hitchcock y otras personalidades de Los Ángeles los invitasen a sus mansiones a cenar. Eran una pareja muy querida en una ciudad en la que la puñalada siempre estaba a la vuelta de la esquina.

 

 

 

 

 

Con esta última desarrollaría una amistad muy especial tras el rodaje de 'Vacaciones en Roma'. Sin embargo, no fue ella la responsable de su separación, que llegó en 1955. Fue una coqueta reportera, Veronique Passani, la que le robó el corazón durante la filmación de aquella película, una joven que acabaría provocando una sentencia de divorcio. Un día después de serle concedido, Gregory se volvió a casar con ella. Pocos supieron que el amor había surgido mientras ella le hacía una entrevista en Roma. Sin embargo, y mientras alcanzaba éxitos como el Oscar concedido por encarnar al íntegro Atticus Finch de 'Matar a un ruiseñor' conservaría una amistad especial con su primera mujer. Ese vínculo les sería de gran ayuda cuando la tragedia les golpeó en 1975. Un año antes de conseguir refrendar su indudable trayectoria fílmica con la 'La profecía', Gregory Peck se enfrentó al peor golpe de su vida: la muerte de su hijo mayor. Jonathan Peck se pegó un tiro en la sien después de un comportamiento que solo se podría calificar de autodestructivo. A otro de sus hijos, Anthony, casi le ocurre lo mismo. El joven fue alcohólico durante mucho tiempo y le costó sudor y sangre poder dejar su adicción atrás. Eso sí, jamás se le ocurrió culpabilizar a su padre o a su educación de sus adicciones. La mejor prueba de que Hollywood y sus amigos querían a Gregory Peck, liberal de pro que siempre intentó que sus creencias políticas y sociales se trasluciesen en sus personajes, fue que cuando en junio de 2003, no había ni un solo asiento libre en su funeral.

 

 

 

 

 

“Ahora me doy cuenta de lo corta que es la vida, porque tengo que ser considerado en la recta final. Sin embargo, no voy a perder el tiempo en recriminaciones y lamentos. Y lo mismo pienso de mis defectos y mis fracasos”,

Dijo poco antes de irse para siempre. Desde que lo hizo, nadie le ha recriminado nada a él, un hombre que, según aquellos que lo conocieron tenía una cualidad nada habitual en una estrella: era buena persona.

 

Cuando tenía 10 años fue enviado a una escuela católica militar, Saint John's Military Academy en Los Ángeles. Cuando cursaba estudios en esta academia, su abuela falleció. A la edad de 14 años fue a vivir a San Diego con su padre, estudiando en el Instituto de Bachillerato de San Diego. De padre farmacéutico, se propuso estudiar medicina, pero abandonó la idea en la Universidad de Berkeley, cuando descubrió su vocación por la interpretación en el grupo de teatro de la facultad. Fue a actuar y a estudiar interpretación a Nueva York, en la famosa Neighborhood Playhouse. En 1941 debutó en el teatro, en Broadway, con obras como The Morning Star o The Willow and I. Los padres de Peck se divorciaron cuando él tenía cinco años, y fue criado por su abuela materna, que lo llevaba al cine todas las semanas. De estatura (1,9 m), remó en la tripulación de la universidad. Aunque la matrícula sólo costaba 26 dólares al año, Peck seguía teniendo problemas para pagarla y aceptó un trabajo como (ayudante de cocina) para la Gamma Phi Beta a cambio de comidas. En Berkeley, la voz profunda y bien modulada de Peck llamó la atención y, tras participar en un curso de oratoria, decidió probar con la interpretación. Le animó un profesor de interpretación, que vio en él el material perfecto para el teatro universitario, y se interesó cada vez más por la interpretación. Fue reclutado por Edwin Duerr, director del Little Theater de la universidad, y actuó en cinco obras durante su último año, incluido el papel de Starbuck en Moby Dick. Peck dijo más tarde sobre sus años en Berkeley que "fue una experiencia muy especial para mí y tres de los mejores años de mi vida. Me despertó y me convirtió en un ser humano" En 1996, Peck donó 25.000 dólares a la tripulación de remo de Berkeley en honor a su entrenador, el conocido Ky Ebright.

 

 

 

 

 

En 1944 abandonó los escenarios para centrar su carrera en el cine. Su debut cinematográfico se produjo con Days of Glory, película dirigida por el director franco-estadounidense Jacques Tourneur. Días de gloria es un extraño y notable filme de guerra, y él hace de ruso en medio de rusos (era el momento de colaboración bélica con la URSS). El éxito le llegó con su segunda película, Las llaves del reino, del gran director John M. Stahl, por la cual fue nominado al Óscar por primera vez. En 1945, Alfred Hitchcock le confió el papel protagonista de Recuerda....  Cuénta su vida en Argentina, Hechizado en México), y coprotagonizada por Ingrid Bergman; luego haría con él El proceso Paradine. Y conmovió a los espectadores en la apasionada y trágica escena final del drama en el Oeste, Duelo al sol de King Vidor (1947), con Jennifer Jones. Fue considerado un actor de versatilidad limitada, pero muy sobrio y eficaz en los papeles que se le acomodaban, dueño de una sólida prestancia escénica e innegable atractivo masculino, cuya característica principal era la destacable expresión de su torva mirada con que remarcaba sus personajes. Intervino en wésterns, comedias, películas bélicas, románticas y costumbristas, Algunos de los títulos de los filmes que interpretó son: La barrera invisible, de Elia Kazan; Cielo amarillo, de William A. Wellman; David y Betsabé junto a Susan Hayward ; El mundo en sus manos junto a Anthony Quinn; Vacaciones en Roma (1953) y Horizontes de grandeza (1958), ambos de William Wyler, donde se codeó con Audrey Hepburn y Jean Simmons, respectivamente, The Bravados con Joan Collins y La hora final con Ava Gardner.....Impresiona los compañeros de reparto que tuvo en los mencionados fims.

 

Luego participó en la superproducción La conquista del Oeste (1962) y tuvo papeles protagonistas en filmes como: Arabesque (1966) con Sophia Loren; El oro de Mackenna (1969); Yo vigilo el camino (1970); La profecía (1976) con Lee Remick; Los niños del Brasil (1978) con Lawrence Olivier y James Mason, y finalmente en The Scarlet and the Black (1983) y en Gringo viejo (1989) junto a Jane Fonda. En 1982, realizó una destacable caracterización de Abraham Lincoln en la serie para televisión The Blue and the Gray. Una de sus más logradas interpretaciones y quizás la más recordada fue la del intrincado capitán Ahab en Moby Dick, dirigida por John Huston en 1956 y su otro hito actoral fue dando vida al General Mac Arthur, en la película El general rebelde (MacArthur) (1977), del director Joseph Sargent. Mantuvo un prolongado estatus como estrella de Hollywood durante los años cuarenta, cincuenta y sesenta, iniciando su declive artístico en los setenta. Sin embargo, fue uno de los pocos actores del cine clásico de Hollywood que se mantuvo en activo hasta finales del siglo XX.

 

 

 

 

Mantuvo una entrañable amistad con la actriz Audrey Hepburn (junto a la que colaboró en tareas humanitarias), tuvo un affaire con Ingrid Bergman durante el rodaje del filme Spellbound9 y cultivó una imagen de hombre discreto, correcto e íntegro en toda su vida pública. En 1942 contrajo matrimonio con Greta Kukkonen, una peluquera finlandesa que trabajaba en los estudios cinematográficos Con ella tuvo tuvo tres hijos, pero terminó divorciándose en 1955 para contraer segundas nupcias con la periodista francesa Véronique Passani. Nunca pudo superar totalmente el divorcio de sus padres y el suicidio de su primogénito

 

Murió mientras dormía en su casa el 12 de junio de 2003 a los 87 años a causa de una bronconeumonía, con su esposa Véronique junto a él. Fue sepultado en el mausoleo de la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles; en la ciudad de Los Ángeles en California (EE. UU.).

UN CABALLERO EN LA CORTE DE LOS MILAGROS

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