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JOSEPH L. MANKIEVICZ

UN DIRECTOR INMORTAL, CON FILMS QUE HAN PASADO A LA HISTORIA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me entusiasma enormemente escribir sobre aquellos hombres y mujeres que dieron brillo de oro al cine, son muchos, cientos, pero siempre por mi camino de historiador y cinéfilo, me he detenido en unos nombres determinados, no muchos y sobre ellos me tumbé al sol, esperando que su calor me abrigue, que torne mi palidez de incipiente amante del cine, en un hombre curtido en la materia, en un hombre que absorba este arte increíble que nos dieron hace muchos años y que ahora está tan pegado a mi piel como las marcas que dejó el astro rey. No concibo mi vida sin el cine, es mas, creo que mi existencia sin esos Films, los grandes maestros, o esas estrellas rutilantes que siempre nos hacen soñar, seria un campo yermo y sin sentido... Por eso me entusiasma escribir, por eso me siento grande, tal vez esos momentos parecidos a los vividos por James Dean en el film GIGANTE, cuando grita de alegría al ver como sale petróleo y se empapa del oro negro todo el cuerpo, porque al igual que él, mi vida fué siempre una búsqueda, solo que ambos lo encontramos por diferentes caminos. Mi admiración por Joseph L. Mankiewiz viene de años, cuando compartía sus noches con Billy Wilder en los Estudios, escribiendo guiones, rectificando frases y esperando el amanecer con ideas nuevas. Algunas noches tuvieron que luchar con frases horas y horas, hasta dar con la exacta. Ahí aprendió con el mejor maestro que se pueda tener, y a crear cuando era ya un director mas que reconocido, que no solo el cine se alimenta de una imagen, a veces la palabra es mucho mas importante que todo lo demás. Joseph es un creador de la palabra, un genio reconocido, un monstruo de amplios tentáculos, entre los que se encuentra la planificación sofisticada de las mas bellas de las secuencias... Mankiewiz es un maestro, que al igual que Visconti tuvo a su alcanza lo mejores medios, los mas famosos actores del momento y sobre todo unos manuscritos escritos con sangre para deleite de quien le seguimos desde el principio.

 

 

 

 

 En esta especie de IN MEMORIAN que estoy dedicando a uno de los que hicieron que el cine fuera una fuente de admiración y arte. Todas sus obras rebosan ingenio, trabajadas y recreadas a conciencia, con unos diálogos magníficos y perfectamente planificados secuencia tras secuencia. Puedo decir, sin equivocarme que Joseph L. Mankiewiz era un maestro de la imagen y la palabra. Para mi es donde mas he saboreado su talento con mas fuerza y las veo siempre que puedo. Jamás me cansaré de visionarlas, son Obras de Arte de altura, y su culto no tendrá fin. Creo que las palabras abren la ventana del personaje mejor que las mías, y he querido recordar una entrevista que le hicieron. Jamás estuvo mas pleno en sus respuestas, y ellas nos adentran en su mundo particular:

  

A finales del verano de 1992, un año antes de morir, el Festival de Cine Americano de Deauville rindió un homenaje a Joseph L. Mankiewicz, que comenzó con la proyección de EVA AL DESNUDO, a la que el mismo presentó, en el escenario del cine, llevándose una ovación de lujo que resquebrajó bastante su actitud un poco escéptica ante la vida. A la salida se le acercó un importante periodista de la BBC, solicitándole una entrevista, rodeado como estaba de admiradores y amigos:

 

-"Me contestó que no iba a tener mucho tiempo libre, pero que lo intentaría."-

 

 

 

Me presentó a su relaciones públicas y quedó en ponerse en  contacto conmigo en cuanto le fuera posible. Pasaron los días y no recibía ningún recado. Mankiewicz se dejaba ver poco, y el penúltimo día, cuando pensaba que se habría marchado, recibí un mensaje donde me comunicaba que me esperaba esa misma tarde en su suite del hotel Normandy. Eran ya las dos, y corriendo me precipité al Normandy. En el hall me esperaba Suzy, la relaciones públicas, que me llevó hasta las habitaciones de Joseph L. Manwieviz. Nos sentamos en el salón. Saqué el magnetofón y una foto suya, que había llevado, hecha durante el rodaje de CLEOPATRA, Se la mostré, la miró y con ella en la mano dijo:

 

-" De Cleopatra nunca he querido hablar, y es una pena; porque a la mayoría os parece, mi mejor película...(continuó)...

 

-" A veces he llegado a imaginar que Cleopatra es como una película hecha por otro director. Esta es la primera vez que hablo de un rodaje casi diabólico, con cientos de incidentes, que consumió años de mi vida y casi me lleva a la muerte. Yo había llegado a un acuerdo con Spyros Skouras, presidente de la Fox, para hacer dos películas, «Antonio y Cleopatra» y «César y Cleopatra». Cada una de ellas debía haber durado alrededor de tres horas y pensábamos exhibirlas en cines diferentes, simultáneamente. Con esta condición empecé a rodarlas en Roma. Darryl F. Zanuck llevaba siete años en París haciendo desastres colosales. Entonces estaba en Normandía, produciendo otra de sus locuras, que tituló EL DIA MAS LARGO. Fue en ese momento cuando le nombraron de nuevo, gracias a sus muchas intrigas, presidente de la Fox, y el pobre Skouras corrió la misma suerte que Sócrates, le hicieron renunciar y le echaron sin contemplaciones. Zanuck me hizo saber, cuando ya había terminado la filmación, que no tenía ninguna intención de que se hicieran dos films diferentes. Se puso en contacto con mi montadora, una maravillosa mujer llamada Dorothy Spencer, que no tuvo ninguna culpa de lo que ocurrió después y le ordenó a ella y a Elmo Williams que montaran, como mucho, cuatro horas, de las siete y media previstas por mí, para las dos partes. Así fue como este hombre destruyó por completo la estructura de la obra y mi sueño de que fuesen dos películas independientes. Arruinó de esta forma lo mejor que había hecho en mi vida y destrozó las mejores interpretaciones que hubieran dado en sus carreras Elizabeth Taylor y Richard Burton. Yo estaba muy orgulloso, como pocas veces en mi vida de lo rodado y escrito y de la carga emocional y dramática que tenían mis dos trabajos. Las relaciones de Cleopatra con César y, posteriormente, con Marco Antonio jamás se habían mostrado de la manera que lo hice. Era una historia y un drama perfectamente dosificados. Espero que el negativo original se encuentre escondido en alguna sala de montaje o en algún sótano de la Fox. Mi ilusión es rehacer de nuevo en la sala de montaje estos dos Films. Pero, según pasa el tiempo, me parece que será imposible y que el público, adulto y formado, a quien iban dirigidas jamás las verán. El propio Zanuck me escribió una carta diciéndome que cómo podía concebir un personaje como Marco Antonio que se deja conquistar, dominar y destruir por una mujer. Si esto le hubiera sucedido a él, -me dijo-, le hubiera cortado los cojones a Cleopatra. Esto te puede dar una idea de como era Mr. Darryl F. Zanuck. Aunque también tengo que reconocer que Zanuck, al comienzo de mi carrera, me ayudó. Era el único director de estudio que tenia el valor y la inteligencia para intentar hacer cosas nuevas y diferentes. Estoy seguro que no hubiera podido hacer ninguno de mis primeros trabajos en otro estudio. Pero en Cleopatra se equivocó rotundamente, a pesar de este desastre irreparable, ojala algún día se pueda completar y distribuirse su metraje original de las siete horas y media. En mi subsconciente amo el film, como amé y cuidé a Elizabeth en cada plano, como recreé un planteamiento histórico, escena tras escena, a pesar de que casi me cuesta la vida. Viví a base de inyecciones, para poder mantenerme despierto."-.

 

 

 

-"¿Cómo encuentra la situación actual de Hollywood?"-

 

-" Hollywood ya no existe. Hollywood se acabó el día en que la M.G.M. subastó todas sus pertenencias. Hasta los zapatos rojos que Judy Garland usaba en el Mago de Oz se vendieron. Se saldaron doce pares diferentes ¿Cuál de ellos serian los auténticos que llevó Judy en la película? Los productores han desaparecido. Los escritores se han marchado. Las grandes estrellas ya no existen. La última gran estrella de Hollywood es Elizabeth Taylor, siempre está en el lugar donde moran los dioses, hace teatro y debo decir que extraordinariamente, Elizabeth está hecha de un material especial, lo supe cuando la tuve en CLEOPATRA y en DE REPENTE EL ULTIMO VERANO. El cine americano nació impulsado por los propietarios de las salas de proyección. Zukor, Loew y Goldwyn, entre otros, decidieron crear sus propias fábricas. Como podrían haber montado factorías de sillas o de sostenes. Así nació Hollywood. El todo poderoso Louis B. Mayer, fue despedido por un Productor de Nueva York -el empresario de los cines Loew's-, que era realmente el verdadero dueño de la Metro. Todos los años, los cines Loew's le decían a Mayer cuántas películas necesitaban y cuánto dinero debía invertir en ellas. Asimismo les ocurría a Zanuck y a los hermanos Werner. Hasta que la Corte Suprema de los Estados Unidos decidió suprimir los monopolios y les obligó a quedarse con uno solo de estos negocios. Casi todos optaron por la distribución. United Artists, una distribuidora, se ofreció a la Metro, para hacerse cargo de sus negocios y le fue muy bien hasta que confió, ciegamente, en un nuevo genio instantáneo. Porque en Estados Unidos tenemos genios instantáneos, como las sopas instantáneas, el café instantáneo y el sexo instantáneo. Hay de todo instantáneo en mi país. Se echan unos polvos en el agua y, ¡presto!, ya está. Michael Cimino realizó una película muy taquillera y la United Artists le dio carta blanca para que hiciera LA PUERTA DEL CIELO, sin preocuparse, en absoluto, del guión ni de la producción. Confió solamente en el talento de Mr. Cimino, quien se gastó todo el dinero de la productora en su idea. Con el resultado de todos conocido. Esto no es un ataque a Cimino, pero lo mismo pasó en otro estudio con Dennis Hopper, otro genio instantáneo. No se puede decir que un director sea un buen director hasta ver el conjunto de su obra. Una novela de éxito tampoco hace a un autor. Lo que pasa es que no hay tiempo para nada. Todo se hace precipitadamente y salen genios por todos lados, como las setas después de una tormenta. En fin, la M.G.M., ahora, ha comprado a la United Artists y se han revertido los papeles. Hollywood, actualmente, es como un gran burdel, donde se hacen las cosas más espantosamente comerciales que uno se pueda imaginar. Yo trabajé, peleé y muchas veces no estuve de acuerdo con los grandes productores de antaño, pero comparados a los de hoy, ellos si que fueron verdaderos artistas y el olor de Hollywood.."

 

-"·A los dieciséis años de haber estado vinculado al cine como guionista y productor dirige su primera película: Dragonwick ¿Cómo se presentó esta oportunidad-"

 

-" La oportunidad para dirigir se la debo a Ernst Lubistch, a quien siempre había admirado. El produjo Dragonwick. Durante su rodaje tuvimos algunas discrepancias con respecto a mi concepción visual del film y nuestra amistad se enfrió un poco. Arthur Miller, el operador, me ayudó muchísimo en aquella ocasión. Sin discusión, ha sido uno de los mejores iluminadores del cine americano y su colaboración fue definitiva en el resultado final de aquel drama lleno de locura, amor y muerte.

 

-" En El fantasma y la señora Muir, trabajó por segunda vez con Gene Tierney y por primera con Rex Harrison, con quien haría tres películas más...

 

-" Cierto y fue un trabajo que me granjeó la confianza del gran jefe, Zanuck, el amor que siempre me tuvo Gene y la amistad que Harrison me demuestra a cada instante-"

 

-" Y qué le permitió, dos años después, iniciar la etapa más brillante de su carrera ¿Cuál fue el origen de Carta a tres esposas-"

  

-" La idea me la dió Siegel, el jefe de producción de la Fox, cuando me enseñó una adaptación que tenían de una novela titulada «Carta a cuatro esposas». Sobre esta adaptación escribí un guión muy largo. Zanuck, de un plumazo, suprimió a una de las esposas. El mismo formó el reparto con artistas que tenía bajo contrato. Y de esto se resiente la película en muchos momentos. Algunos actores como Jeffrey Lynn y Jeanne Crain, eran negados. Otros, como Linda Darnell y Ann Sothern, demostraron que eran mejores de lo que me parecieron en principio. Carta a tres esposas fue el trabajo que me situó. Me concedieron un Oscar al guión y otro a la dirección y lanzó a dos grandes actores de teatro: Thelma Ritter y Paúl Douglas.-"

 

 

-" De repente el último verano, no fue un guión original suyo.-"

 

 

 

 

-" Esta película ha sido uno de los trabajos que más me ha costado realizar, principalmente, debido a esa razón. Yo a medida que voy escribiendo voy pensando mi puesta en escena. El dirigir a artistas como Montgomery Clint y Katherine Hepburn contribuyó a complicarme la vida. Muy a menudo, fueron bastante reacios a seguir mis indicaciones. Son todo lo contrario a Elizabeth Taylor, quien, aunque, a veces, sugiere cosas, es una gran profesional, atenta, siempre, a las mínimas indicaciones. Cuando la ves ensayar una escena te das cuenta de que ha seguido al milímetro tus indicaciones y que lo hace mecánicamente. Pero cuando se encienden los focos y oye decir «motor» se transforma en el personaje que has soñado y te emociona su labor. Adoro a Elizabeth Taylor. Nunca se ha hecho justicia a su gran talento. La prensa la ha convertido en un mito, en una leyenda viviente y en una monstruosa devoradora de hombres. Elizabeth Taylor dio en De repente el último verano su mejor interpretación cinematográfica y estuvo a un nivel dramático muy superior al de sus compañeros de reparto. El guión de Tennessee Williams y Gore Vidal lo respeté al máximo. Acepté hacerla porque me pareció que, además de ser fascinante, trataba de temas, entonces, prohibidos en la pantalla, como eran el canibalismo y la homosexualidad. Admiro a Tennessee Williams. Une el drama y la poesía de forma asombrosa, así como lo real con lo irreal. Por lo tanto, sus obras hay que filmarlas como están escritas. Creo sinceramente que su guión cinematográfico de De repente el ultimo verano, era bastante superior a su propia obra teatral. El rodaje lo amargaron en parte las actitudes de Montgomery Clift y de Katherine Hepburn. Clift vivía esclavo de las drogas. No estaba en forma y se comportaba mal. Gracias a Elizabeth, a la que quería muchísimo, se pudo hacer algo con él. La Hepburn jugaba siempre a gran diva y quería dirigirse ella misma, lo que no permití. Tuvo que hacer lo que yo ordenaba, por lo que tuvimos serios encontronazos. Así y todo creo que fué un trabajo acertado y muy digno. Es de esas películas que deben verse mas de una vez-"

 

-"¿Es cierto que en el último día de rodaje Katherine le escupió en el rostro?-"

 

-" Eso dijeron.....-"

-" ¿Cuál es la razón por la que desde hace diez años no trabaja?-"

 

-" He rechazado cantidad de proyectos que me han ofrecido. La verdad es que no estoy interesado, en absoluto, en el mundo de las galaxias y los juegos de ordenador. Soy un realizador que se siente incapaz de dirigir robots, y que no puede estar pendiente de los ombligos y de las partes privadas de los protagonistas. Los nuevos directores han cometido un gran error al aprender a hacer cine en escuelas o universidades. Que se cultiven, que lean, que aprendan de Shakespeare, de Molière o de Cervantes que han sido formidables guionistas. Que empiecen desde abajo y se enteren bien de todo lo que pasa detrás de una cámara durante un rodaje. Así es como se aprende a hacer y a amar al cine y no teorizando en el aula de un instituto. Cuando llegué a Hollywood Ernst Lubitsch me tomó bajo su protección. Al verme tan ansioso por aprenderlo todo me dijo: «El film perfectamente dirigido es aquel en el que no se nota que ha sido dirigido en absoluto.» En el momento en que el director se interpone entre la pantalla y el espectador ya no hay contacto ni comunión entre ellos. En el momento en que el público piense en lo bien que está hecho algo en particular o en cómo habrán rodado un plano, se pierde todo contacto y falla todo, pues el impacto dramático buscado se pierde. Hitchcock fue uno de los más grandes directores que han existido. El sabía perfectamente cómo coger entre sus manos a los espectadores y llevarlos hasta donde deseaba sin que jamás se notaran sus intenciones y sin engañarlo nunca. He tratado de seguir la recomendación de Lubitsch y a lo mejor por eso no he sido nunca muy popular. Zanuck comentaba: «Nosotros, en la Fox, nos podemos permitir el lujo de tenerte gracias a lo que producen los musicales de Betty Grable.» Mis películas nunca han perdido dinero, pero sus ganancias no fueron gigantescas.-"

 

-" Usted siempre ha usado el sonido directo...-"

 

-" Cuando fui a trabajar a Italia, por primera vez, me dijeron que estaba fuera de mis cabales por exigir el sonido directo. Mi amigo Fellini me aseguró que era más fácil poner delante de las cámaras a los actores a recitar: «Uno, due, tre, quattro, cinque» y después doblarlos y hacerles decir lo que se quiera. Así siempre lo hace él y dice que le va divinamente. ¿Pero crees tú que hubiera sonado igual, sin el sonido directo,?. Cuando Bette Davis en Eva al desnudo dice: «Abróchense los cinturones que va a ser una noche agitada» o cuando Elizabeth Taylor en De repente el último verano relata, en un largo monólogo, lo que sufrió su primo Sebastián en Cabeza de Lobo el último verano que pasaron juntos.-"

 

-" No, francamente, no ¿Por qué nunca ha participado en festivales internacionales de cine?-"

 

 

-" Desde mi experiencia con Julio Cesar, en Venecia, me he negado a intervenir en ningún festival competitivo. No creo que el cine sea como las carreras de caballos en donde siempre tiene que haber un ganador. Cannes me parece un «rastro» en el que se va a vender y a comprar y en donde lo que menos interesa es el arte. Me han ofrecido unas cinco veces ser jurado y no he aceptado ninguna de ellas. Nunca iré a Cannes. Eso se lo dejo a Coppola, al que le encanta la publicidad y el aparecer en entrevistas de televisión, hechas durante los festivales, con la cara sudada y con pinta de estar «a bout de souffle». Disfruto hablando de cine y viendo películas en festivales no competitivos, como el de Avignon y el de Deauville, en donde en una semana te puedes poner al corriente de lo que sucede en la industria americana.-"

 

-"A usted le gusta mucho en sus obras recordar el pasado...-"

 

 

 

 

-" El pasado, el presente y el futuro no existen. El verano pasado está en mi mente este verano y el próximo verano también está en mi pensamiento este verano. Y los hechos que ocurrieron el verano pasado condicionan mi comportamiento éste y el próximo verano. El pasado del ser humano y sus pensamientos sobre el futuro afectan a su presente. Por eso el flash-back me parece un elemento muy importante en el cine y en mi cine. Es un elemento eminentemente cinematográfico. En el teatro es imposible hacerlo.-"

 

P.: ¿A cuáles de sus compañeros de profesión admira?

 

-"A George Stevens, William Wyler, BilIy Wilder, Alfred Hitchcock y, sobre todo, a nuestro jefe, nuestro capitán, a John Ford. Cuando fui, con mi esposa, al estreno de La conquista del Oeste, que estaba dirigida por Henry Hathaway, George Marshall y John Ford, mi mujer me preguntó cómo podría saber de lo que era autor Ford, y yo le contesté que cuando viera que la: cámara se estaba quieta y no hacía ninguna virguería. Yo le debo a John Ford el haber continuado siendo presidente de la Asociación de Directores de Cine Americanos. El luchó por mí y me defendió, con Rouben Mamoulian y George Stevens, ante Cecil B. De Mille, quien estaba contra mí por mis antecedentes políticos y por mis películas, a las que acusaba de propaganda comunista y antiamericanismo. En una reunión, ya célebre, Ford lo puso en ridículo, ante toda la asamblea, por su fanatismo. Yo continué, algunos años más, siendo presidente.-"

 

Nos despedimos cordialmente, dándome las gracias, y mientras baja las escaleras, el periodista-entrevisador, hace funcionar el magnetófono para comprobar si ha quedado bien grabada la conversación. El volumen está muy alto y la voz de Joseph resuena por el hall del Normandy. La gente se vuelve y me mira. Esta muy contento, pues como cinéfilo y periodista de la BBC, había realizado una de las mejores entrevistas que le hicieron a un maestro como era Joseph L. Mankieviz  No tengo palabras, son esos momentos en que el personaje se despoja de su vestimenta, olvida su intimidad, y se nos presenta totalmente desnudo. Joseph en esta soberbia entrevista nos da respuesta a todos los cinéfilos y mitómanos del planeta, no cabe una coma, todo funciona como las manecillas de ese reloj brutal que es el tiempo transcurrido y nos saca de mil y una dudas, si es que están pueden existir contemplando su maestría o cualquiera de las películas que se han citado. Mankiewiz también es un genio siendo entrevistado y éste periodista, hace un impecable trabajo. Vemos los problemas que sufrió, las injusticias de un impresentable productor, la tensión y enfermedad que soportó para mantenerse despierto y seguir día a día con trabajos de gigante. Creo que sobran las palabras, es mejor escuchar su voz por el hall de cualquier hotel del mundo y embriagarnos con la información que él nos ha dado, desde ese lugar donde tal vez algún día nos encontraremos....

 

!GRACIAS MAESTRO!.

 

 

 

Tengo debilidad por cuatro títulos de su filmografía, y como lo prometido es deuda, quiero desgranar concienzudamente mi humilde opinión y en memoria de un hombre exquisito, culto, perfeccionista y uno de los directores mas admirados por los que intentamos ver mas allá de la imagen. Espero que mis comentarios estén a la altura de estos films de autor, si nó fuera así, me disculpo, pero mi amor por ellas va mas allá ..y todos sabemos, que el corazón tiene caminos que la razón no entiende.  

 

 

 

Aunque el agotador rodaje y los problemas de todo tipo, entre ellos su salud, CLEOPATRA terminó de sacar a Mankiewicz de la sombra de Hollywood, fue capaz de regalarnos tres geniales películas a modo de despedida que resumían en buena parte las mejores virtudes a las que fue leal durante toda su carrera, componiendo posiblemente el final de carrera mas extraordinario de todos los directores clásicos de Hollywood, ni siquiera Ford o Wilder lograron acabar las suyas de mejor forma. MUJERES EN VENECIA es la primera de estas. Comedia de intriga, de diálogos geniales, fluidos, divertidos y a la vez profundos, convierten pronto lo que podría haber sido una simple comedia en toda una reflexión vital, un minucioso retrato de sus personajes y en particular sobre la codicia. Mankiewicz vuelve a mostrar al hombre como un mero actor de una gran obra de la que pretende ser su propio director, al igual que en Cleopatra, pero enfrentándose una y otra vez a la a los imprevistos que dejan la desnuda realidad a la vista: no tenemos control absoluto de nuestra vida. El director realiza una visión enormemente cínica sobre sus personajes, algo presente en muchos de sus trabajos anteriores, pero acentuado en sus últimas películas. En ese sentido son muy reveladoras tanto la ambientación en Venecia como la extraordinaria banda sonora de Addison que con sus modos musicales pretéritos, fomentan aún más la sensación de farsa, idea que repetirá posteriormente con LA HUELLA. Y como no podía ser de otra manera, cuenta con un reparto espléndido, en especial Cliff Robertson, Maggie Smith y un Rex Harrison magistral que demuestra su calidad de enorme actor y que el que Mankiewicz se encontraba especialmente a gusto. MUJERES EN VENECIA, es una comedia de elegantísima factura y brillante realización, que no ha perdido nada de su frescura e ingenio y que sigue siendo poderoso argumento a favor de uno de los grandes directores del cine.

 

Un sólo hecho podría ser suficiente para aplaudir esta película: nos ofrece ese uso exquisito del lenguaje que, indefectiblemente, promueve en nuestro ser interior ese gusto latente por el intelecto, por la fluidez verbal y hasta por escudriñar en la esencia humana para desentrañar sus misterios. Joseph L. Mankiewicz era un maestro en el arte del bien decir y en éste, como en todos los filmes escritos y dirigidos por él, el buen aire, la elegancia y el refinamiento de sus personajes, sin más pedantería que la que el carácter de alguno así lo exigiese, eran cualidades inamisibles que los eleva, con sólo esto, por encima del común. MUJERES EN VENECIA es una charada, una humorada, una comedia negra y hasta un tratado filosófico, en el que un excéntrico millonario radicado en un palacio de la romántica Venecia, decide contratar a un fracasado artista hollywoodense, pues pretende con su ayuda, convencer a tres mujeres ricas de que cada una de ellas va a heredar su fortuna. En el hábil discurrir de los siete personajes que entrarán en el juego, quedarán sentados principios como estos: “En el afán de dinero, ningún dinero es bastante”. “El tiempo es la más grande preocupación del hombre”, “Es fácil ser humillado públicamente cuando se ha tenido el gusto de humillar”, “No se puede desear todo y tenerlo todo”… La historia, libremente basada en “Mr. Fox de Venecia” y en “Volpone”, está llena de sorpresivas implicaciones e incluye en sus disertaciones sobre el tiempo los relojes de todo tipo, involucra las acepciones animales de los apellidos Fox y McFly, y deja sentado que no hay ninguna pieza suelta, de tal manera que, el espectador, resulta comprometido a no espabilar porque no debe perderse ni una palabra ni un objeto de los que se ponen en escena. Rex Harrison, en su cuarto trabajo con Joseph L. Mankiewicz, recrea con encanto a ese frustrado aspirante a bailarín de ballet quien se solaza engañando a las mujeres de su vida. Un juego semejante, será el brillante ejercicio que realizará luego, con Laurence Olivier, en LA HUELLA. El reparto incluye a Cliff Robertson bastante acertado como el director de escena del maquinador Cecil Fox, y a Maggie Smith, la detectivesca enfermera que asume la necesidad de Joseph L. Mankiewizc por adaptarse a los tiempos cinematográficos que corrían en la fecha de realización de esta película, es sin duda alguna, el mayor handicap que tiene esta corrosiva historia sobre la ambición, la codicia y la manipulación humana. Mujeres en Venecia podía haber sido una obra maestra total, aunque, de hecho en múltiples aspectos lo es, pero esa obsesión por resultar actual, acaba aportando un poco de confusión al espectador, al no definir con la suficiente claridad todos los elementos que entran en juego. Era una tarea difícil, sobre todo después de las vicisitudes de CLEOPATRA, pero debo apuntarlo, pues es bajo mi criterio minucioso de cinéfilo exigente, es un lapsus que el director corrige de forma impecable al final, pero como soy masoquista de nacimiento, para mí le aporta una carga mas de interés al film. Pese a todo, nos encontramos frente a una obra de una inteligencia y perspicacia ejemplar, con un soberbio reparto en el que solo está fuera de lugar Eddie Adams, quizás un personaje necesario, pero totalmente fuera de tono en el ambiente general de conspiración y sofisticación que recorre de forma cínica y crítica toda la película. Quiero mencionar a esa enorme actriz que es Susan Hayward, en un papel que supone como toda una despiadada venganza por las interpretaciones que la hicieron famosa.

 

 

LA HUELLA, es una obra teatral, configurada a partir del peso de la escenografía y las interpretaciones, a partir de un guión portentoso en su construcción de este duelo de ingenios, aunque caiga en algunas lagunas, creo yo, inevitables al tratar de rizar el rizo hasta el punto que lo intenta. Un guión en el que se insinúa su carácter de enorme burla y su distanciamiento de un thriller más razonable mediante varios instrumentos: el humor y su marcada teatralidad, un acusado tono de suspense psicológico y moral y una sátira del género detectivesco clásico. Cuando la presencié hace años en el cine Paz de Madrid, el silencio era absoluto, no se oía ni un ruido, por pequeño que fuera, aquello me intrigó y comprendí que estaba ante algo grande y notable, que te ataba a la butaca sin posibilidad de movimiento. A esto le llamo yo CINE CON MAYÚSCULAS.

 

 

 

La resolución de la primera treta no me parece en absoluto, como algunos han insinuado, deficiente. Creo que el recurso a esa descomunal elipsis encaja y coadyuva al clima de juego y engaño constante. Gracias a ese despiste, el espectador deja de ser un observador para convertirse en parte del laberinto, en parte de la confusión. Ha de cuestionarse… ¿Lo sabe Olivier?¿Será o no será el mismo personaje?,¿Vamos por delante de la cinta o vamos por detrás?. El rompecabezas, por fin, se convierte en algo propio. No sólo por Caine y Olivier. Pasas a ser parte activa del complot. Mankiewicz no apura las posibilidades de este hallazgo, pero se agradece el desconcierto. El problema es, en mi opinión, el último de los ardides. El final, seguramente es redundante…sin que por ello nos aprese y no por ello deja de ser una película ineludible. Y lo es precisamente por una cuestión que se ha comentado ya, aunque se le haya adjudicado previamente la condición de defecto y no de virtud que es, según creo, la que le corresponde. Y es que ese tono íntimo y teatral es la mejor forma de rendir tributo a la raíz de esta historia, la mejor forma de presentar sus pretensiones y sus objetivos. La perfecta recreación de la encerrona de un gato a un ratón… O de un ratón a un gato. Está claro, desde luego, que aquí es donde podemos comprobar que Mankiewicz siempre fue un director muy teatral en la dirección de actores y en la gestión de su técnica. Pero en este brillante film, saboreamos con avidez esa especie de recuperación de las viejas claves de las novelas de misterio, una recreación de un clima de divertimento macabro, de intriga absorbente y clásica, como es la mansión, los batines de seda, los atizadores y el sótano al estilo Allan Poe.

Basado en una novela del magnífico escritor, alcohólico, gay y depresivo Tennesee Williams, escrito después de que su hermana Rose, afectada de esquizofrenia paranoide, fuera lobotomizada con permiso de sus padres al no responder a los tratamientos farmacológicos. Tennesse jamás perdonó tal hecho a sus padres y las consecuencias que supuso, ya que Rose quedó idiotizada para el resto de su vida.En 1959 Mankiewizc, tuvo la idea de convertirla en película y quiso contar para ello con Monty Cliff, Elizabeth Taylor y Katharine Hepburn. En el guión, escrito por Mankiewiz, participó Tennesee, mezclando en un guión oscuro, retorcido, enrevesado e inmensamente poético, el amor, la venganza, la envidia y el complejo de Edipo, bailando todos ante una de las partituras mas impactantes que hayamos podido presenciar. Es todo un film de culto, una obra de arte imprescindible en cualquier filmoteca, y una lección como nunca de tres nombres míticos de la historia del cine, donde se reflejan diabólicamente, enseñándonos un jardín construido para gloria, recuerdo y maldad de un personaje al que nunca vemos en la pantalla. Mankiewizc, es un gran director de actores y sabe rodearse de los mejores, especialmente de actrices de carácter, y aquí el lucimiento de Liz Taylor es espectacular. Su papel es la joven sobrina de Katharine Hepburn, ingresada en un psiquiátrico, preparándose para que un Monty Cliff neurocirujano solo con hablar con ella y verla quiera operarla. Sebastian, el personaje centro de la historia, es su primo, fallecido el último verano, para desdicha de su surrealista y delirante madre. Es el conflicto de Edipo, pero al revés, la adoración extrema de una madre por su hijo la está llevado al paroxismo, con una interpretación de burguesa trasnochada, en una Kate Hepburn fuera de toda lógica, engrandeciendo, si eso es posible, su status de "impresionante actriz". Todos esos elementos, con una perfecta fotografía en blanco y negro, donde las imágenes hablan por sí mismas, especialmente en el tremendo desenlace donde nos enteramos por fín de como fue la muerte del maravilloso y el papel que jugó su madre. Son ingredientes que solo un escritor como Williams podía plasmar, haciendo que al ser traspasado al cine, hagan del film una obra francamente interesante desde todo punto de vista.

 

 Rose Williams, la hermana de Tennessee Williams sufría una esquizofrenia paranoide. Sus padres deciden someterla a una lobotomía tras el fracaso de los fármacos. El resultado es tremendo. Rose deja de ser violenta, sus ataques desaparecen, la calma vuelve a existir en la familia Williams: Rose queda idiotizada para el resto de su vida. Pero Rose tiene un hermano alcohólico, homosexual y dramaturgo que siempre se mantuvo cercano a su hermana y se opuso a la operación quirúrgica que sus padres consintieron. Tras intentar que todo el mundo entendiera la enfermedad de su hermana, escribe "Un tranvía llamado Deseo", y mas tarde continua con "De repente el último verano", donde carga de manera directa contra esta práctica quirúrgica que en EEUU se puso de moda inutilizando a un número indeterminado de pacientes. Los datos que he dado anteriormente tiene la culpa de que podamos disfrutar de manera malsana en esta gran película sórdida y áspera como la vida misma, pero grande, sensible e irrepetible. La supuesta enferma mental de Catherine y la madre son síndrome de Electra, Violet Venable, la madre, el neurocirujano Cukrowicz, no es mas que un intermediario para que las dos mujeres nos arrastren al mundo de Sebastian. Sentimos el agobio nada más llegar al jardín de Sebastian, el hijo fallecido de Violet en el último verano, y no hay atisbo de duda de que nada normal nos espera mientras gozamos como bestias admirando la película. Dos personajes secundarios, quizá junto con el doctor los únicos sanos mentalmente, la madre de Catherine y su hermano, son retratados con una dureza descomunal, plasmando de manera despiadada por representar la propia familia del dramaturgo al permitir la operación de su hermana. "De repente, el último verano",  es toda una lección de cine, hasta los minutos finales, donde un flashbacks rompe la la historia en mil pedazos. Y es que, hasta ese momento, el guión de Williams, había conseguido verter toda la información del pasado sin recurrir a los flashbacks, ofreciendonos ese tono completamente asfixiante. Sus últimos minutos todo se vuelve evidente y la forzada declaración de Catherine nos abre los ojos al personaje desconocido: Sebastian. Como en su anterior adaptación "La gata sobre el tejado de zinc", la película no trata abiertamente la homosexualidad, pero aún así, Williams supo como hablar de un tema que estaba prohibido en aquellos años.

 

 

 

 

 

Para mi contemplar LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, CLEOPATRA y EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES, me supone siempre que las visiono volver a reencontrarme con el buen cine, ese cine que amo tanto, no podría decir los motivos, aunque creo que he escrito mucho sobre ello. Es como magia, no puedo pasar sin estos títulos, es mas, son mis obras, mis fetiches, la ilusión de mi vida, lo demás....el resto no existe. Lo siento, son mis sentimientos. Que largo y tortuoso camino ha tenido que recorrer CLEOPATRA para que le sea reconocida hoy en día, su condición de obra maestra. Con el rodaje más caótico de la historia, llevó al borde de la ruina a la Fox, casi acaba con la carrera de Joseph L. Mankiewicz, y marcó el final de una época y de una forma de hacer cine. Afortunadamente hoy nos quedan 243 maravillosos minutos, de lo mejor que se ha rodado nunca, y que corresponden al montaje final que dio por bueno el director que afirmaba que:

 

-"Cleopatra fue concebida en situación de emergencia, rodada y terminada con pánico"

 

 

Por eso no deja de sorprenderme la serena belleza y la unidad de estilo que desprenden sus imágenes. Dos años de rodaje agotador, con un Mankiewicz que rodaba de día y trabajaba por las noches en el guión. CLEOPATRA, es uno de los más fascinantes, lúcidos y magistrales estudios sobre la condición humana que se haya escrito nunca para la pantalla, de una absoluta coherencia con la trayectoria artística del director de EVA AL DESNUDO, profesional que dio importancia capital a la palabra y que centra su atención en el drama personal e intimo de tres personajes ambiciosos y poderosos que tuvieron por unos instantes de la historia el destino del mundo en sus manos. Nunca nadie como Mankiewicz ha sido capaz de conseguir tan perfecto equilibrio entre la espectacularidad y el dibujo intimista de unos personajes capaces de amar más allá del amor. Nadie podía pretender hacer "cine de autor", dentro de los parámetros rígidos de una superproducción y conseguirlo. Milagro de creatividad en medio de la improvisación y el caos. La puesta en escena portentosa, un diseño de producción deslumbrante, un vestuario que ya es iconografía del cine y una banda sonora inolvidable del gran Alex North, hacen de CLEOPATRA, una experiencia única e irrepetible, culminada con ese impagable travelling con el que se cierra el film y el tiempo del Hollywood dorado, y que es mucho más que una cuestión moral. Imprescindible obra maestra intemporal, de visión obligada en V.O.S. Del trío protagonista, destaco por supuesto a Elizabeth Taylor, en el que ha sido sin duda alguna su papel más popular y logrado. Merecen también mi reconocimiento Rex Harrison, en un sobrio Julio Cesar y Richard Burton como el noble Marco Antonio. La dirección de Joseph L. Mankiewicz es ejemplar, y gracias a él se elaboró ese espléndido guión que contiene diálogos entre el intimismo y la espectacularidad. El vestuario, la fotografía, la música y la dirección artística son colosales y fueron realmente complicados y costosos. Todo está perfecto e hizo que CLEOPATRA fuese una genial película. El único punto que jugó en su contra fue el polémico y mediocre montaje. Poco a poco, los editores fueron desechando escenas y escenas del libreto original de Mankiewicz, que quería hacer dos partes de 3 horas cada una. Finalmente, resultó una cinta de 240 minutos rica en detalles y matices pero que deja una frustración por saber: "¿qué más había en las restantes 2 horas?". Lástima de que este material sea irrecuperable. Aunque los sucesores de Joseph L Manwieviz no cesan en su recuperación. El hallazgo sería todo un acontecimiento...

 

 

 

 

Hablar de esta obra de culto es soñar con el mundo antiguo. Esta película rememora tiempos pasados; nos permite adentrarnos en ese mundo fascinante que es el Egipto faraónico, ptolemaico, con su última representante que, aún a día de hoy, su personalidad nos sigue resultando atrayente. Pero volviendo a retomar el ejercicio visual de este film, Mankiewicz nos hace reencontrarnos con una gran superproducción cuyo cromatismo se graba en nuestras retinas: sus templos y monumentos nos deslumbran por su gran fastuosidad. Por otro lado, los diálogos son verdaderamente magníficos, bien elaborados, marcando el tempo y la importancia que necesitan. Pero, por encima de todo está Elizabeth Taylor, en su papel totalmente a la altura de su personaje. Mankiewicz nos regala escenas y secuencias realmente inolvidables; el barco de oro, la entrada de Cleopatra en Roma..... no hay un solo detalle que no esté a la altura. La película siempre que la veo me estremece de placer tanto visual como estético y con esos diálogos que son un regalo para los oídos. Como diría el grandísimo Camilo José Cela, que en paz descanse, Cleopatra para nosotros seguirá siendo Elizabeth Taylor. Ningún hombre podrá jamás hacerse dueño del mundo, porque el mundo ya tiene dueño… y ese dueño es incontestable e inamovible. Toda pretensión del hombre por arrogarse el poder ilimitada e indefinidamente, recibirá precisas respuestas del universo. Una: siempre surgirá alguien más poderoso que tú. Y dos: no puedes escapar de la enfermedad ni de la muerte, y con ésta, lo único que puedes llevarte, es lo que hayas dado de tu propio ser. CLEOPATRA, es un efectivo tratado de la demencia humana, cuando la soberbia lleva a los hombres, y a una que otra mujer como La Reina del Nilo, a sentir que pueden apropiarse de toda la tierra. Pueden ser muy edificantes las intenciones, como cuando Cleopatra dice a Julio César:

 

-"Recoge el sueño de Alejandro y su insaciable deseo: Que haya un sólo pueblo sobre la tierra viviendo en paz-”

 

 

 

Joseph L. Mankiewicz fue, sin duda, uno de los directores más personales que ha dado Hollywood. Demostró un gran dominio del diálogo, sobre el que construyó con eficacia una planificación que superó el ritmo y el diseño clásico de buena parte del cine de su época. Quizá resultó reiterativa la estructura en flash-back en varias de sus películas; la credibilidad de la historia, no obstante, fue dada también por el cuadro artístico que seleccionó para cada una de sus obras y los conocimientos que aplicó en las principales obras el director de fotografía Leon Shamroy, demostrando que los resultados tienen mucho que ver con lo que se hace delante y detrás de la cámara

 

 

Tengo en mi mente una caja abierta, donde se aglomeran fechas, películas, actrices, actores, secuencias inolvidables, frases para la historia, e imágenes que ya forman parte de mi banda sonora personal, pero he querido extraer un nombre, el de JOSEPH L. MANKIEVIZ, para mi no es un director al uso, es todo un profesional mítico entre muchos otros, Joseph es un director que me ha dado belleza en retazos insospechados y me ha enseñado que a parte de dirigir a los actores de forma natural y precisa, sus películas, en especial a las que yo tengo en ese lugar especial de mi cerebro y corazón, es un director-autor. Este detalle quiero que las nuevas generaciones de detengan un instante y analicen todo lo mucho que abarca un hombre dedicado al Séptimo Arte con las consecuencias que a él personalmente le trajo.....

 

!! GRACIAS MAESTRO MANKIEVICZ....NUNCA TE OLVIDARÉ !!

 

 

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