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GEORGE CUKOR

EL DIRECTOR QUE MEJOR DIRIGÍA A LAS ACTRICES

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hijo de unos inmigrantes húngaros judíos. siendo adolescente, mientras estudiaba en el instituto, Cukor se interesó por el teatro y empezó a participar en diferentes montajes como actor. Tras su graduación en el De Witt Clinton High School, ingresó durante un año en los Students Army Training Corp. Después, encontró trabajo como técnico en una compañía de teatro de Chicago. Este empleo lo mantuvo durante tres años. En 1920, concluida esta etapa de formación, Cukor se atrevió a crear su propia compañía teatral en Rochester. La compañía funcionó bien durante siete años y le permitió dar el salto a Broadway. En efecto en 1927, a sus veintiocho años, Cukor empezó a trabajar en Broadway, lo que le permitió entrar en contacto con grandes actrices del momento como Ethel Barrymore o Jeanne Eagles. En los inicios del cine sonoro, Hollywood empezó a contratar a los profesionales de Broadway. Cukor fue uno de ellos. En 1929, comenzó a trabajar para Hollywood, colaborando con los directores que venían trabajando desde el cine mudo. Su primer encargo fue como director de diálogos en la película River of Romance de Richard Wallace para Paramount Pictures. Repitió como director de diálogos en la célebre Sin novedad en el frente de Lewis Milestone. Después empezó lo que sería su carrera como director. Primero, en 1930, como codirector en tres títulos, antes de empezar a dirigir en solitario.

 

A finales de los años 30, ya plenamente consolidado, fue contratado para dirigir Lo que el viento se llevó. Sus roces con el actor protagonista, Clark Gable, quien se sentía incomodado por la homosexualidad declarada de Cukor, hizo que el estudio acabase por despedirlo. De ahí en adelante, este memorable cineasta y guionista se hizo cargo de su carrera rodeándose de un grupo de técnicos, actores y, sobre todo, actrices que lo acompañarían durante casi toda su carrera, siendo la figura más prominente de todas ellas Katherine Hepburn, a quien dirigió con éxito en numerosas ocasiones —trabajó, eso sí, con la práctica totalidad de las grandes actrices de los años 30, 40 y 50: Ava Gardner, Audrey Hepburn, Marilyn Monroe, Joan Crawford, Ingrid Bergman, Judy Garland, Joan Bennett, Rosalind Russell, Norma Shearer, Judy Holliday, Sophia Loren, Annouk Aimée o Elizabeth Taylor, todas trabajaron alguna vez con Cukor—. Fue nominado al Oscar a la mejor dirección en cinco ocasiones a lo largo de tres décadas, y no fue hasta la última de ellas, gracias a su trabajo en My Fair Lady, cuando acabaría por llevarse la estatuilla a casa. Este sábado, en Zenda, seleccionamos diez de las mejores películas dirigidas por George Cukor. En 1932, abandonó la Paramount Pictures, tras el rodaje de Una hora contigo que había codirigido junto a Ernst Lubitsch. Tras abandonar la Paramount, David O. Selznick lo contrató y empezó a trabajar para la RKO. La celebridad llegaría a Cukor en este período, pues las películas que dirigió para la RKO obtuvieron éxito tanto de público como de crítica. Llegó a crear un tipo de película muy personal que fue conocida como comedia refinada, en la cual la mujer adquiría un carácter fuerte, sexista y cruel con su pareja. Lo de refinada se refería a la ambientación, pues generalmente los personajes se ubicaban como pertenecientes a las clases altas o profesionales y, por tanto, los decorados, podían responder a tal calificativo.

 

El protagonismo que adquieren los personajes femenino en el universo de Cukor es la razón por la cual al director se le ha definido como «director de actrices», apelativo, que, en vida, no le hacía demasiada gracia. Por otra parte, aunque sus películas lograsen premios, el trabajo de Cukor, en sus inicios, no obtuvo reconocimiento. Se le consideraba un director eficaz pero menor, pues se creía que el mérito de que sus películas obtuvieran buenos resultados estaba motivado porque se trataba, por lo general, de adaptaciones de grandes obras. Entre sus filmes de estos años destaca Camille con Greta Garbo.Pudo haber sido el director de Lo que el viento se llevó. De hecho O. Selznick le puso al mando en 1937 y pasó un año en las labores de preproducción de la película, e incluso llegó a ensayar con las actrices Vivien Leigh y Olivia de Havilland. No obstante, a Cukor le molestaron ciertos cambios de guion y al protagonista masculino Clark Gable le incomodaba la abierta homosexualidad de Cukor, pues el director, aunque discreto, nunca la ocultó. Ambas razones llevaron a O. Selnick a prescindir de Cukor. No obstante, continuó ayudando en la producción, y contratado para ensayar con Leigh y Havilland.

 

 

 

Cukor, pese a tal incidente, no tuvo grandes problemas en Hollywood; de hecho, el director contaba con gran cantidad de amigos entre los actores, directores y técnicos que lo visitaban con regularidad. En su casa, se celebraban grandes fiestas a las que estos acudían con asiduidad y, ya que no tenía familia propia, esta casa estaba decorada con las fotos de los que Cukor consideraba sus amigos.De hecho,  era amigo de sus amigos y fue fiel a los técnicos que intervenían en sus películas. Responsables de sonido, decoradores, directores artísticos, incluso maquilladores o responsables de vestuario solían repetir con Cukor. La venganza de Cukor fue, como todo lo que él tocaba, refinada: ese mismo año, 1939 estrenó una película en el que no había ningún papel masculino. Mujeres estuvo protagonizada por Norma Shearer, Joan Crawford, Paulette Goddard y Rosalind Russell. No hubo ningún hombre en el reparto.Aunque fueron muchas las actrices que trabajaron para Cukor, su musa fue, sin duda Katharine Hepburn, con quien rodó uno de sus grandes éxitos: Historias de Filadelfia. En los cincuenta, fue otra gran actriz Judy Holliday la que proporcionaría a Cukor grandes interpretaciones que convirtieron sus películas en clásicos, como Nacida ayer. Por esa época, estrenó Ha nacido una estrella y, a raíz de este momento, compaginó sus peculiares comedias románticas con melodramas de éxito. En los 60 empezó a no ser tan regular, no porque decreciera su prestigio, sino que la progresiva desaparición del sistema de estudios hizo que muchas veces, no encontrase un proyecto que le llamase dirigir. Por esa fecha My Fair Lady supondría la gran producción en la que intervendría. Con 65 años, después volvería puntualmente para afrontar determinados proyectos, pero ya no con regularidad.

 

 

 

 

Desde el primer momento en que me fijé en los nombres de los directores, en esos profesionales, padres de una película, el nombre de George Cukor enseguida pasó a mi lugar mágico, burbuja de admiración donde reservo a los seres que componen mi enardecimiento al arte, como: Joseph L. Mankiewicz, Elia Kazan, Bernardo Bertolucci, Alfred Hitchcock, Billy Wilder, Claude Chabrol, Francis Ford Coppola, Luchino Visconti y el mismísimo Franco Zeffirelli, solo que con George Cukor intuí gratamente una gran diferencia con el resto: daba a sus actrices campo para desplegar esos registros que me conmovían, las mimaba como si fueran sus amantes, las ensalzaba, o las destruía para luego elevarlas....¿Ejemplos?....No creo que haga falta darlos, en todas las películas que ha dirigido, si al comienzo no fueron primeras figuras, al finalizar lo eran totalmente, Cukor fué: "Un talento al servicio de las mejores actrices", esta frase es ya leyenda y un precursor del arte, mezclado con la belleza y la interpretación, fué como un padre protector de quienes formaron parte de su filmografía.

 

Cukor entró en Hollywood con el sonoro y salvó la carrera de algunos actores que podían ver cancelado su futuro cinematográfico por culpa de una inesperada exigencia: hablar. Cukor hizo trabajos con actrices en circunstancias decisivas. Cogió a Lana Turner en A LIFE OF HER OWN, cuando ya había aparecido otra rubia más prometedora, Marilyn Monroe, y Lana debía mitigar su monopolio artístico-corporal, dejando paso a toda una leyenda. Dirigió a Jane Fonda, en CONFIDENCIAS DE MUJER, después de que la actriz rescatara el contrato que le vinculaba a Joshua Logan. En las manos de George Cukor, Jane dejó de ser una niña bien parecida para convertirla en mujer frígida, un registro insólito que mas tarde recogería Roger Vadim para crear una variante del sex-symbol, con resultados de guiñol pueblerino. El encanto de un témpano glaciar como Katharine Hepburn debutó en la pantalla grande con Cukor, era el año1932, con el film DOBLE SACRIFICIO, filme que supuso el inicio de una sólida amistad entre ambos, colaborando en ocho películas. Fue Cukor quien la vistió de chico en LA GRAN AVENTURA DE SILVIA, y fue Katharine quien le impuso como director a la hora de rodar HISTORIAS DE FILADELFIA. En CRUCE DE DESTINOS, tuvo que vérselas con Ava Gardner, reconciliada con la Metro, que a parte de no soportar a Cukor por su refinamiento, puso sus condiciones, que era derecho a rechazar proyectos, rodajes fuera de los Estados Unidos para evitar el fisco. Su unión no fué precisamente bien calificada, el calibre liberal y exigente de Ava chocaba continuamente con el maestro, y el rodaje de CRUCE DE DESTINOS, a pesar de ser considerada obra esencial en la filmografía de Ava, fué para Cukor un autentico calvario.... Pero para paliar estos contrapuntos le debemos el poco metraje, que hoy se puede ver, de la película inacabada de Marilyn Monroe, SOMETHING´S GOT TO GIVE, donde jamás fué mejor fotografiada la actriz, mejor tratada y mas Marilyn que nunca, desprendiendo ese lienzo fresco que el maestro sacaba del interior de sus actrices que, era la femineidad, la ternura y la credibilidad...También quiero puntualizar el adiós de Greta Garbo en LA MUJER DE LAS DOS CARAS, interesante film, donde la divina seguía siendo divina, a pesar de planos equivocados. Por el recuerdo de este film y sobre todo por CAMILLE y ser Cukor el mensajero de Hollywood cuando, en 1952, se quiso conseguir nuevamente a Greta Garbo para su regreso al cine, a pesar de muchas negociaciones, suplicas, del fabuloso contrato, no fue posible convencer a la actriz, pero nos queda en el recuerdo de todos los amantes al cine, de los cinéfilos del mundo MARGARITA GAUTIER, ahí George Cukor le regaló a Greta un papel que hizo sombra a sus antecesoras, nunca la divina estuvo mejor. Mas adelante escribiré sobre esto, porque lo considero el mejor trabajo de la Garbo .....

 

 

 

 

 

Si hay un film por el que sienta tristeza, mezclada con admiración y la atesore en mi lugar sagrado, ese espacio donde reservo los Films que me impactaron. HA NACIDO UNA ESTRELLA, es sin lugar a dudas uno de ellos. Este film de culto total es una especie de adiós de Judy Garland y un musical extraño y trágico sobre el deterioro que Hollywood ejerce en ocasiones sobre sus estrellas. El secreto aquí no tiene mayor misterio, Judy resplandece como la propia luz, acompañada de un soberbio James Mason, Cukor a las actrices les dejaba hacer y este fué el caso de HA NACIDO UNA ESTRELLA.. En CAMILLE, por ejemplo, Cukor pidió a la Garbo que atravesara lentamente un vestíbulo repleto de caballeros para que se recrearan en la belleza de la cortesana. La actriz hizo todo lo contrario, pasó muy deprisa porque, según ella, una atractiva cortesana, a diferencia de una prostituta, no necesita lucir sus encantos. Cukor fue lo suficientemente sabio y humilde para reconocerlo. Cuando el maestro se topaba con una actriz de dudosas cualidades, la astucia de gato viejo iban por otro lado. El propio director había reconocido que Jean Harlow, en CENA A LAS OCHO, decía los diálogos sin entenderlos, y Cukor supo aprovechar la utopía de Jean Harlow, con resultados sorprendentes y fué sin duda la mejor película de Jean, jamás volvió a estar mas hermosa y creíble. Otros apellidos femeninos ligados a la obra del maestro son: Joan Crawford, con quien hizo desde millonarias egocéntricas a ladronas de maridos, pasando por una víctima de la cirugía estética, jamás Joan brilló tanto. Audrey Hepburn, a quien le regaló la voz de la anónima Marni Dixon para que no hiciera el ridículo en ese musical digno y magistral MY FAIR LADY, cantando sus temas. Rita Hayworth, a quien se la pidió prestada a la Columbia, donde estaba relegada a series B, y la remodeló a su estilo, haciendo que al protagonizar SUSAN AND GOD, fuese una actriz con absoluta seguridad o Joan Fontaine, a la que había llamado para Lo que él viento se llevó, que finalmente fué desechada del proyecto y con la que hizo MUJERES, versión maliciosa de Mujercitas.

 

George Cukor encarna lo bueno y lo malo del sistema de los Estudios, llevado a la práctica a su manera, con su formula de lujo y maestría. Situó a Cukor en el punto justo en que un director no es autor, sino sabio, culto y profesional intérprete de un guión, analista de una historia que le entregan, de la cual extrae el máximo partido posible. En toda su filmografía no trabaja sobre la base de una misma idea, repetida y evolucionada película tras película, como ocurre en otros directores más acordes a la teoría del autor. Durante todos sus años tras la cámara, Cukor no mantuvo una línea conceptual fija, no profundizó sobre un tema en concreto, ni evolucionó a partir de una presunta obsesión personal. No era el Hitchcock de la culpa o el Welles con sus conotaciones hacia el poder, Cukor trabajaba guiones, maximizando los textos, extrayendo el máximo partido de sus actores, estilizando las historias en el marco de aquel Hollywood inolvidable. La década de los treinta dejó más que afianzadas las bases de lo que sería su cine. Visualmente no era un director con dotes privilegiadas. Él fue uno más de los que empezaron a dirigir los primeros films sonoros, sin preocuparse de acompañar el nuevo avance técnico del sonido con una evolución visual paralela. Sus películas eran puro teatro filmado y no únicamente por rehusar a utilizar la cámara como lo hicieron los maestros del cine mudo, sino por proceder del medio teatral, (empezó su carrera en Broadway) y asignársele adaptaciones teatrales de calidad. El oficio teatral de Cukor le reportaría muchas críticas, su nombre será sinónimo de director comercial, adaptador de obras de éxito, tachandole injustamente de ofrecer teatro enlatado. Era un adaptador hábil, el problema es que en sus primeros films no hace el más mínimo esfuerzo por demostrar que el cine es algo más que teatro filmado. Tendría que ser ya a partir de 1932,  cuando empezará a pensar en soluciones técnicas específicamente cinematográficas para adaptar las obras teatrales con un mínimo de ritmo y riqueza visual. Utilizará para ello planos largos en los que los actores se mueven con libertad y la fotografía resaltando siempre la profundidad de campo. Su cine estaría habitado por gente bella, moderna, libre y adinerada. Pero no son películas de hombres y mujeres estupidos; los diálogos son inteligentes y los personajes tambien. Pero por encima de todo, Cukor es ante todo director de mujeres, definición que él detestaba profundamente, pero la realidad es que las actrices son las reinas de su obra, no son comparsas de los hombres, sino protagonistas totales, o como mínimo a la misma altura que los personajes masculinos. Las mujeres de Cukor, siempre magníficamente dirigidas, son modernas, inteligentes y apasionadamente románticas, por el resto de la sociedad que las rodea.... La mujer ideal de Cukor era tan atractiva y bella como inteligente y sensible. Trabajó con excelentes resultados finales con nombres de primera fila, donde sería practicamente imposible detallar a todas, aunque anteriormente hice mención a alguna de ellas. Pero de todas estas actrices, la que mejor se ajustaba al ideal de Cukor era sin duda Katharine Hepburn, ella era siempre su heroína independiente, romántica pero práctica.

 

 

Cuando David O. Selznick pasó a la Metro se lo llevó con él, iniciando así un fructífero periodo, de esta forma se abrió su mejor etapa, siempre apoyado por Irving Thalberg, productor muy exigente, con el que realizó proyectos como DAVID COPPERFIELD, ROMEO Y JULIETA y CAMILLE, títulos que ayudaron a consolidar su prestigio. George Cukor fué el primer director elegido para dirigir LO QUE EL VIENTO SE LLEVO, de hecho O. Selznick le puso al mando en 1937 y pasó un año en labores de preproducción, incluso, llegó a rodar secuencias con Vivien Leigh y Olivia de Havilland, escenas que quedaron en el film. Pero al maestro le molestaron ciertos cambios de guión y al protagonista masculino Clark Gable le incomodaba la homosexualidad de Cukor, pues el director, aunque discreto, nunca ocultó su tendencia sexual. Gable años antes estuvo en su agenda, como otros muchos actores, a los que invitaba a su casa, por esta razón y ante la insistencia de su primer actor, el mismo Gable impuso como director a Víctor Fleming. Selznick cometió un enorme error al despedirle... Gable puso como pretexto que prefería a un hombre para llevar a cabo el proyecto. La disimulada homofobia de Gable era un patrón con el que Cukor se enfrentaría a menudo en Hollywood, de hecho, el director contaba con gran cantidad de amigos gay entre los actores, directores y técnicos que lo visitaban con regularidad. En su casa, se celebraban grandes fiestas a las que estos acudían con asiduidad y como no tenia familia propia, la mansión estaba decorada con las fotos de los que él consideraba íntimos. De hecho, era fiel a sus amigos y amantes. como a los técnicos que intervenían en sus películas: Responsables de sonido, decoradores, directores artísticos, incluso maquilladores o responsables de vestuario, todos solían repetir con Cukor. Su venganza era que todo lo que tocaba, lo sofisticaba. Pero la razón que se dió a los medios de prensa sobre su destitución en LO QUE EL VIENTO SE LLEVO, se hizo publica, aduciendo que se debía única y exclusivamente a que no tenía capacidad para filmar las monumentales escenas panorámicas, con la espectacularidad requerida, ocultando así de que fueran descubiertos los gustos sexuales de Gable.

 

El año del estreno mundial de LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, estrenó una película en el que no había ningún papel masculino... MUJERES...protagonizada por Norma Shearer, Joan Crawford, Paulette Goddard y Rosalind Russell. No hubo ningún hombre en el reparto. Fue su particular venganza al despido... Durante los años siguientes, George Cukor llevó a cabo una serie de proyectos que confirmaron su prestigio como cineasta: TWO FACED WOMAN, último trabajo de la Garbo... HISTORIAL DE FILADELFIA, en la que repite con su musa y amiga Katharine Hepburn en una auténtica obra maestra; HER CARDBOARD LOVER, despedida de las pantallas de Norma Shearer, si bien ambas películas fueron un fracaso en la taquilla; LUZ QUE AGONIZA, con una magistral Ingrid Bergman, obtuvo su primer Oscar; y EL ABRAZO DE LA MUERTE, con Ronald Colman en un drama que hizo romper a Cukor con sus comedias. Aunque el sistema de Estudios iba decayendo, George Cukor siguió apoyándose en él para llevar a cabo una serie de buenos trabajos. La maestría del director no decaía, sino todo lo contrario, su nombre alcanzaba cuotas elevadas, y no había una sola actriz en Hollywood que no rezase para ser llamada y trabajar a sus ordenes, sea el film que fuera. Al comenzar los cincuenta, la década empieza con otra obra maestra, LA COSTILLA DE ADAN, en la que brillan como nunca Katharine Hepburn y Spencer Tracy. Cukor descubre en este momento a otra actriz con la que colaborará en varias ocasiones.

 

La homosexualidad de Cukor era un secreto a voces, aunque él nunca lo ocultó, era muy discreto. Pero se comentó que su vida sexual era muy activa y promiscua, pero jamás trascendió a la prensa, colectivo que el director entretenía con otras noticias y chismorreos, con el fin de apartarlos de su vida privada. Las fiestas de los domingos en su mansión de Hollywood eran famosas, a ellas acudía todo el que tenía un nombre, tanto homosexuales como heterosexuales. Al lado de la mansión había varios bungalows destinados a sus invitados mas íntimos, Khatharine Hepburn tenía el suyo siempre a su disposición. Muchas veces los biógrafos escriben con cierta libertad sobre sus personajes, Cukor no iba a ser la excepción, y todas estas noticias, aunque sean ciertas, gozan de cierta incredulidad en un porcentaje pequeño, y siempre es licito aceptar opiniones diversas, pero lo cierto es que George Cukor es uno de los directores mas valorados y reivindicados por el colectivo gay, que afirma que las películas del director no se pueden apreciar en su justa medida, si no se ven desde una perspectiva gay. Sobre este espinoso capitulo de su vida, la actriz Khatharine Hepburn, dijo:

 

-" Era el hombre perfecto, el ideal de todas las mujeres. No existía una sola actriz en aquellos tiempos que no amara de una forma u otra a George, todas le buscábamos, era un honor tenerle cerca. Derrochaba ternura, amabilidad, ingenio y un cierto aire de amante, padre, o ese amigo que todas en sueños anhelábamos. Spencer y yo le adorábamos. Si tuviera que crear mi hombre, sin duda tendría los rasgos de él. Las habladurías de Hollywood nunca me interesaron, fueran ciertas o nó, con nosotros, y en especial conmigo, fué un excelente confidente, un amigo leal y un hombre íntegro-"  

 

 

Pero aunque era un hecho bien conocido que Cukor era homosexual, el director siempre vivió su vida con cierta libertad. Existe una biografía, bastante mal intencionada, en la que el autor puntualiza que la vida sexual de Cukor era tan activa como puede serlo una obsesión. Muchos de sus amantes eran ocasionales, o los encontraban siempre a su disposición, son nombres que harían palidecer la Historia del Cine. Por cierto y siempre según el autor de su biografía, hasta fue a la cárcel por practicar la sodomía en público. Solamente su íntimo Louis B. Mayer lo salvó de que aquello se hiciera conocido por el público, si no, habría hecho el amor sin nombre entre las ruinas de su carrera. Las biografías autorizadas de figuras relatan sólo anécdotas amigables. La biografía de un personaje fallecido, es una biografía autorizada por otros medios, como son la de los amigos y enemigos que lo sobreviven. Los datos de la larga vida de George Cukor, tienen en este libro una maliciosa tendencia a convertirse en chismes. La murmuración es, desde Herodoto, la reserva amoral de la historia. La biografía como lo demostró Plutarco, siempre paga tributo al dios del chisme. y así sabremos por qué esta biografía se lee con tanto morbo. Aquí es el arte de la fascinación, naturalmente, pero gran parte del atractivo que desprende, contra natura, es de una tierra; Hollywood. Como cualquiera de los trabajos del director, Vida doble, es divertida, aunque no hable de una vida doble, sino de la doble vida de un hombre obsesivo, que pudiera ser maníaco pero nunca depresivo. Tal vez por su homosexualidad su acercamiento al interior de la mujer tiene una mayor sensibilidad que en otros directores y dirigía con igual intensidad a hombres y mujeres sólo que éstas, normalmente, son el motor de la acción convirtiéndose en el punto básico sobre el que gira la trama y así sostiene el cimiento de la historia.

 

Siempre pensé y sigo pensando que los actores viven en otra galaxia muy diferente a la nuestra, adoptan papeles y los hacen suyos, adquieren sus vivencias y el verdadero profesional le cuesta desprenderse del personaje cuando termina su trabajo, algunos lo arrastran toda la vida, otros, los menos académicos los aparcan, pero no olvidan. En los directores la vivencia es mucho mas acentuada, es tremenda, mas completa, casi surrealista, porque ellos lo llevan todo en la mente, lo planifican de antemano, o lo crean día a día, acarician con la cámara y modelan al actor, son dos muestras de los pilares que sostienen el cine y esto solo es lo que a los amantes de este arte nos interesa, lo que ellos hagan bajo unas sábanas de seda y la compañía que elijan para alcanzar las cuotas de placer, sean de un sexo y otro, no tiene nada que ver con el cine. Siempre será digno de mi total respeto... Pero resulta curioso pensar que la mayoría de los grandes directores de la industria, los mejores, los mas admirados....!!Eran homosexuales!!.

 

  

GONE WITH THE WIND

 

 

Cuando Cukor rodaba las primeras escenas de LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, no paraba de quejarse, solicitando continuamente un guión acabado. Acostumbrado a trabajar sobre textos completos, los trozos fragmentados que le iba dando Selznick no le servían. Pero lo cierto es que el productor no tenía nada más que ofrecerle. Siempre tratando de rizar el rizo, revisaba el guión sin parar, añadiendo y quitando. Otra cosa que molestaba sobremanera a Cukor era la injerencia continua de Susan Myrick, amiga de Margaret Mitchell, experta en acentos, y de Natalie Kalmus, esposa del dueño del Technicolor. Antes de dar por buena una toma, debía consultar con las ellas para ver si daban su aprobación y eso no lo soportaba.Tras la primera semana de rodaje se incrementó la impaciencia de Selznick. Tras una profunda y ardua labor de preproducción, durante la cual se habían realizado miles de bocetos, en lo que en la práctica era un gran técnica inusual y limitada en la época, que llevó a su máxima expresión, por primera vez, Walt Disney, el productor no veía nada de lo que se había imaginado en los copiones diarios. Además, su gran estrella, Clark Gable, estaba a disgusto. No sabía como coger su papel, y la primera escena que había rodado con Cukor, la secuencia del baile, aptitud en la que no estaba tocado por la mano de los dioses, no ayudó a afianzar su seguridad. Además, dada las características de la historia, Cukor pasaba más tiempo con Vivien Leigh y Olivia DeHaviland, que con él. Si a todo esto añadimos que el director fuera un tipo demasiado refinado, culto y homosexual, no le colmaba de placer. Por otro lado, Vivien y Olivia estaban encantadas. Cada tarde, acabado el rodaje, se reunían en casa del director, discutiendo la mejor forma de abordar determinadas escenas, trabajando los diálogos... Pero a Selznick le preocupaba Gable, y el que el actor tuviera el camerino más lujoso no le bastaba a la estrella para despejar su descontento. No es que el actor llegara a quejarse a Selznick, pero sí lo hacía cada vez que se pasaba por la MGM. Y siendo Mayer el suegro de David, los rumores acabaron llegando a sus oídos. Además, en el contrato de cesión de Gable había una cláusula según la cual la MGM declinaba toda responsabilidad si la estrella se negaba a actuar. Lo cual ponía a Selznick entre la espada y la pared. El enfrentamiento entre Cukor y Selznick era inevitable. Durante el rodaje de la escena del parto de Melania el director y el productor, presente aquel día en el rodaje, se enfrentaron en la forma en que debía decir Butterfly McQueen una frase. Los roces continuaron, hasta que el 13 de febrero de 1939 David O. Selznick impuso nuevamente su criterio a la hora de abordar otra escena. Estaba claro que la visión del productor iba por un sendero distinto a la del director. Cukor quería centrarse en los personajes, sus relaciones, sus motivos, extraer la vida interior de cada uno y eso rebajaba el tono épico del film. Aunque David también se preocupaba por sus personajes y mucho, concebía el film como una epopeya. Y para Cukor estaba claro que no podía seguir cediendo en cada escena, o no sería su película. Los dos amigos decidieron, argumentando las clásicas "diferencias creativas", y Cukor abandonó el rodaje para alegría de Clark Gable y agravio de las actrices principales. Aun así Vivien y Olivia seguirían consultando a Cukor durante todo el rodaje. Corría, sin embargo, otra historia más perversa por Hollywood, un rumor acerca de la salida de Cukor de Lo que el viento se llevó. Se decía que fue Gable quien provocó la marcha del director homosexual, ya que Cukor poseía un secreto acerca de los comienzos de la estrella. Según dichos comentarios, el director estaba al corriente de una relación homosexual que el actor había mantenido con William Haines. Siempre se dijo que por este motivo Gable odiaba a Cukor, y por eso su presión para que se marchara.

 

 

 

 

MY FAIR LADY

 

Este film definitivo del maestro Cukor suscitó en su época, y en posteriores mucha controversia, adorándola y odiándola a partes iguales. Cukor y el fotógrafo Cecil Beaton construyeron una deliciosa cinta llena de magia visual y sonora, con unas actuaciones realmente destacables, sobre todo del trío protagonista, inspirándose en la comedia de George Bernard Shaw, "Pigmalión", iniciadora de una corriente denominante del socialismo fabiano. Magnífica es la restauración de decorados diseñados casi en su totalidad por Beaton, con muchas aportaciones de Cukor, representando con la magia exclusiva de aquellos años, escenarios emblemáticos de la ciudad de Londres... Precisamente se inicia en uno de esos sitios legendarios de la ciudad inglesa, en concreto el mítico Covent Garden, donde nuestra protagonista, una deliciosa y siempre cautivadora Audrey Hepburn, interpretando el papel de Eliza Doolittle, una vendedora de flores, de carácter rudo y maneras aún más toscas, que se encuentra en una fría y lluviosa noche con nuestros otros dos protagonistas, saliendo de una ópera. Debo decir que este comienzo para mí es una antesala de lo que es My Fair Lady en su continuidad, la escena es todo un simbolismo fonético, elevado a la enésima potencia, por un Rex Harrison insuperable y una Audrey al servicio de la cámara como nunca se la retrató antes. Es un aviso de que su Eliza volaría tan alto como las columnas del mismo Covent Garden. Así comienza el film... Un misógino y clasista profesor de fonética británico para quien el origen de la existencia de clases está en la pronunciación, prosodia y vocabulario de la lengua materna utilizada, el profesor Henry Higgins y un misántropo coronel del ejército británico, estudioso de las lenguas exóticas, coronel Pickerling, interpretado por el siempre eficaz Wilfrid Hyde-White, apalabran una curiosa apuesta que implicará de lleno a nuestra deliciosa protagonista y llevando la cinta en todo momento a situaciones y escenarios mágicos que permanecerán imborrables en la retina del recuerdo hasta que tristemente vemos como va terminando la proyección. Tiene inolvidables momentos como la asistencia y presentación en sociedad de Eliza en Ascott , o el baile en la embajada en honor de la reina de Transilvania,... pasando también y sobre todo por la maravillosa aportación de su padre, Alfred Doolitlle, increíble e inolvidable en su discurso sobre los prejuicios y ataduras de la mediana y alta burguesía respecto a los de su clase: los humildes. Magistral film donde la mano de Cukor emerge como sutil pincel, trazando los rasgos mas bellos que yo he visto en una película musical. Es totalmente, una joya de incalculable valor cinematográfico. Para mi es fácil cantar las numerosas virtudes de "My fair lady", porque es una película que me fascina, pero entiendo que lo más interesante de estos artículos es intentar dar razones para que los demás puedan disfrutar como nosotros con Films, actores o directores que amamos. Y viendo que esta película tuvo algunas críticas negativas, mayor motivo para defenderla. Cukor puso mucho de si mismo en ella, tanto en los diálogos, como en el cuidado de sus actores, en esas mujeres rudas del mercado, como las grandes damas de la sociedad inglesa, la mano del director está siempre presente y vuelvo a repetir que para mi es uno de los mejores logros de Cukor, sin olvidarme de sus otros grandes aportes a la cultura cinematográfica.

 

 

 

 

 

Con MY FAIR LADY se hizo evidente una vez más que el director de títulos como HISTORIAS DE FILADELFIA, le interesaban más los personajes y las situaciones que las propias historias. Y eso que esta vez se trataba de llevar a la pantalla un libreto que adaptaba Pygmalion y que anteriormente fue un clamoroso éxito sobre los escenarios teatrales... pero afortunadamente el tiempo ha engrandecido este musical atípico. La película de George Cukor se presenta como una sustanciosa comedia que ilustra el poder terapéutico del lenguaje a la vez que da una elegante versión de Frankenstein en la que el lingüista Henry Higgins, se empeña en esculpir a una delicada criatura llamada Eliza Doolittle a partir de la vulgaridad de la calle. La metamorfosis que teje el profesor Henry Higgins sobre Eliza Doolittle es total. Cuesta trabajo pensar hoy en día que una mujer pueda llegar a dejarse moldear, si he de ser sincero, el machismo que se respira hasta la última escena es algo que me enfurece...: "eran otros tiempos", otras formas... entonces me concentro en lo que me interesa: estructura de guión, recursos, lenguaje cinematográfico, etc. La puesta en escena de la película es digna de mención Cecil Beaton, fotógrafo y mago del objetivo, supo crear y plasmar como nadie todas y cada una de las escenas de MY FAIR LADY. No se puede olvidar el trabajo que realizó Stanley Holloway en el papel de Alfred P. Doolittle, el canallesco padre, un truhán acostumbrado a alimentarse del aire y a flotar entre la mugre, que reivindica con bastante gracia su derecho a la pereza.

 

 

El talento de Cukor siempre estuvo minado por su vida privada, por las fiestas en las que le gustaba reunir a lo mejor de Hollywood, y esas otras fiestas donde los rayos del alba rozaban los cuerpos desnudos alrededor de la piscina, cuerpos que en su mayoría pertenecían a actores de primera y segunda fila. Muchos de los contratos mas codiciados de la meca del cine se escribieron bajo los rayos de aquel sol californiano. Pero ni estos ni otros comentarios existentes sobre la dualidad y gustos del director pueden ensombrecer una filmografía que está llena de grandes títulos, bastaría con desenredar una brillante madeja de hilos de oro, para encontrarnos con autenticas obras maestras, todas dirigidas por un hombre tremendamente minucioso y explorador al máximo del interior humano, por ello tal vez se le conoce como "Un talento al servicio de las mejores". A parte de ser especial, Cukor siempre fue un director apreciado por la intelectualidad cinematográfica europea; entre otros, François Truffaut o Eric Rohmer, reconocieron en sus biografías que, su capacidad artística y creativa era incalculable. Ambos coincidían en su estilo única de tratar a la clase media.

 Quiero mencionar un dato interesante, En 1960, Cukor ve realizado uno de sus sueños: trabajar con Marilyn Monroe en "Let’s Make Love",  y la segunda ocasión que quiso tenerla a sus órdenes fue en el film inacabado de la actriz: Something’s Got to Give ". Las imágenes que nos quedan de aquel proyecto no realizado son las famosas escenas de Marilyn nadando precisamente en la propia piscina del director, ya que se utilizó su residencia como plató principal, como las otras que nos quedaron, junto a Cyd Charisse y Dean Martin, tomadas también en la residencia. Cukor tuvo que soportar mucha presión de la 20th Century Fox, que tras los retrasos de Cleopatra, veía sus arcas medio vacías y no estaba en disposición de alargar el rodaje por las continuas faltas de Marilyn. Todo esto, unido a que meses después la actriz fué trágicamente asesinada, fué un duro golpe para el director.

 

 En Diciembre de 1983, Cukor concedió su última entrevista, un mes antes de morir...Se refirió así de aquel rodaje:

 

-"Something’s Got to Give, no fué un campo de rosas, todos temíamos que de un momento a otro se cancelase el rodaje, como tristemente sucedió, pero quiero recordar los momentos satisfactorios que los actores me dejaron, sobre todo Marilyn, ya tuve la suerte de dirigirla en "Let’s Make Love", rodaje nada fácil también, pero con ella era como trabajar con algodón, como intentar coordinar la propia luz que radiaba su rostro, era una mujer muy débil, extremadamente sola, vulnerable... Hablé mucho con ella... Su vida no estaba encauzada por el buen camino, había demasiados políticos a su alrededor y no conseguía centrarse, pero existen unas secuencias maravillosas, donde Marilyn estuvo esplendida y fueron las que rodó con los dos niños y el cocker al borde de mi piscina. No creo que ese rostro haya pasado desapercibido a quien hemos buscado siempre la luz en nuestros actores. Ella lo tenía...Nunca la olvidaré.-"

 

 

 

 

 

 

El testamento de Cukor dejaba bien claro que no deseaba que su muerte se convirtiera en espectáculo. Aun así, después de la ceremonia algunos asistentes opinaron que su funeral habría necesitado un director o, como en algunas de sus películas, una cierta reescritura de guión. Nadie se encargó de avisar a los mas íntimos o a las amistades, o de dirigir la ceremonia... Una columnista de chismes escribió:

 -"¿Dónde estaban las grandes estrellas a las que George Cukor dirigió a lo largo de los años cuando llegó la hora de su funeral? Ni una sola personalidad de Hollywood acudió a la ceremonia, y espero que muchos se sientan mal por no acompañarle, ya que la mayoría se divirtieron en su casa, y cada vez que preparaba una película, Cukor redactaba una lista de las personas a las que podía ayudar o trataba de encontrarles algún pequeño papel secundario que pudieran interpretar. Su campaña incluía la defensa de los guionistas que no tenían la suficiente cantidad de apariciones en los títulos de crédito para ser admitidos en el Hogar del Cine. Llamaba telefónicamente a los infortunados y a los que estaban solos. Cukor siempre asistía a los funerales u homenajes, siendo una de las personas que escribió más elegías para tales momentos "-.

 

 

El concepto del disfraz, incluso el de transformismo, será recogido y homenajeado por el director en varios de sus títulos, como Historias de Filadelfia (1940), La costilla de Adán (1949) o Luz que agoniza (1944). El extendido rumor sobre su condición homosexual encontró su anclaje en muchos de estos detalles, pero Hollywood suavizó la supuesta "falta" calificándolo de gran director de actrices. Ciertamente consiguió que ocho de sus actrices fueran nominadas al Oscar, pero no es menos cierto que Cukor acabó reduciendo ese calificativo a una mera anécdota gracias a su saber hacer.

 

 

 

 

Me resulta fascinante el sentido del humor de Cukor, es de todo punto único y personal, no podía ser de otro modo viniendo de un hombre que traspasaba sus sentimientos, enfundados en los rostros de las actrices mas famosas del cine que moldeó con sus manos, Creo que de haberle conocido personalmente me sentiría en estos momentos, en que doy punto final a mi homenaje, un ser tremendamente afortunado.

 

La comedia romántica de Cukor se fue adaptando a las distintas décadas, y al llegar a la de los sesenta el mito Marilyn Monroe también hizo aparición en su filmografía. En El multimillonario, el propio Arthur Miller revisó el guión para realzar el protagonismo de su mujer, lo que provocó que actores de prestigio rechazaran interpretar el protagonista masculino. El papel fue finalmente aceptado por Yves Montand, que había protagonizado con anterioridad Las brujas de Salem (1957), basada también en otra obra de Miller.

 

My Fair Lady (1964) fue el éxito de una década en que el director empezó a espaciar sus trabajos. Audrey Hepburn se sumó con éxito a la legión femenina que había pasado por la dirección de Cukor, aunque no apareció entre las doce nominaciones y los ocho Oscar que obtuvo la película, durante cuyo rodaje fue asesinado el presidente Kennedy.

 

Cukor siempre fue un director muy apreciado por la intelectualidad cinematográfica europea; entre otros, François Truffaut y Eric Rohmer reconocieron su capacidad artística y creativa y se identificaron con su inigualable tratamiento de la clase media. George Cukor fue uno de los grandes directores del Hollywood clásico. En su filmografía encontramos títulos de prácticamente todos los géneros cinematográficos, incluso wésterns, pero la alta comedia fue su gran especialidad. Bajo las órdenes de Cukor brillaron actrices como Greta Garbo, Ingrid Bergman, Judy Garland y, sobre todo, Katharine Hepburn. Trabajaron juntos en diez películas y entre director y actriz hubo una gran amistad que mantuvieron toda la vida.

 

 

 

 

El 24 de enero se cumplen 40 años del fallecimiento de George Cukor, y TCM quiere recordar durante todo ese mes a uno de los realizadores más famosos que tuvo el cine en las décadas de los años treinta, cuarenta y cincuenta del siglo XX. Todos los martes de enero por la noche se podrán ver algunas de sus películas más famosas, como Las cuatro hermanitas, Margarita Gautier, Ha nacido una estrella, Historias de Filadelfia o Luz que agoniza. Y el martes 24 de enero, fecha del 40 aniversario de su muerte, toda la programación del canal estará dedicada a su figura. La filmografía de George Cukor está llena de grandes títulos: Estuvo nominado al Oscar como mejor director en cuatro ocasiones y lo consiguió a la quinta, en 1965 por My Fair Lady. En enero, cuando se cumplen 40 años de su fallecimiento, los espectadores de TCM podrán rememorar a uno de los grandes maestros de toda la historia del cine.

Esas son cosas por las que le estaré eternamente agradecido... Tuve a lo largo de mi vida muchos maestros, conocí a varias personalidades, nombres que están siempre conmigo, algunos dentro de mi corazón. Por eso a George Cukor le comprendo mejor, es transparente para mis ojos...

 

!! GRACIAS MAESTRO !!

 

 

 

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