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PARIS
BAJO LA MIRADA DE UN CINÉFILO
PARIS REPRESENTA PARA MI UN LUGAR ESPECIAL EN TODOS SENTIDOS, ALLÍ CONOCÍ GENTE QUE LLEVO EN MI CORAZÓN Y AHÍ VAGARAN EL RESTO DE MI VIDA. NO EXISTE, NI EXISTIRÁ UN LUGAR PARECIDO, PORQUE EN PARIS HE VIVIDO LOS MOMENTOS MAS FELICES DE MI VIDA. LA LUZ EN PARIS PUEDE ENCANTAR LOS CORAZONES MAS ENDURECIDOS. LA LUZ ALLÍ ES AZUL, NO PUEDO DECIR QUE EL CIELO SEA SIEMPRE AZUL..!NO LO ES!...PERO SU LUZ ES AZUL. NO SABRÍA COMPARAR CON NINGUNA OTRA LUZ DEL MUNDO OCCIDENTAL. DA LA IMPRESIÓN DE LLEVAR CRISTALES AZULES, LO QUE ES MUCHO MEJOR QUE VERLO DE COLOR ROSA".
"La luz de Paris es solo comparable al brillo del diamante"
Elizabeth Taylor.
"Jamás he podido ver una ciudad tan perfectamente planificada, tan bella. No creo que exista otra. Mi último deseo es ser enterrado a la orilla del Sena, en la ciudad a la que tanto amé"
Napoleón Bonaparte.
"He amado en muchas partes del mundo, pero la sensación es otra cuando se ama en Paris, será por su clima, su luz o las mismas sombras, pero en mi ciudad el sentimiento se multiplica y el gozo deshace. Cada mañana, cuando despierto deseo ser amada con la misma sensación que experimento cuando canto sobre el escenario....!!Nada mas maravilloso!!.
Edith Piaf.
"No hay nada mas excitante que ver dos hombres amándose bajo los puentes de Paris"
Jean Cocteau.
"Después de terminar una película no podría ir a otro sitio que no fuera esta ciudad, aquí encuentro la paz que necesito"
Marlon Brando.
"La llaman la ciudad del amor pero yo creo que Paris da mas. Paris es una de las ciudades mas bonitas que conozco, junto con Roma. Tiene un encanto que por mucho que lo busques en otra ciudad nunca lo encontrarás"
Sophia Loren.
"Paris fué el canto de cisne de mi querida Maria, el de Romy, el de Edith y también el de Marlene. Seria contradictorio decir que existe un lugar mejor para cerrar los ojos que no sea contemplando los puentes de Paris. Amo Paris como amo el cine, y éste tiene muchos puntos con común con mi profesión. Nunca olvidaré mis vivencias en esta ciudad."
Luchino Visconti
" En la Ópera de París, donde debuté en una gala benéfica, sentí el amor y la emoción del publico durante mas de 20 minutos, pienso que allí era diferente, como si siempre hubiera estado... La Opera y la ciudad me embargaron continuamente, amo esta ciudad con fuerza, pero se acrecienta cuando piso el escenario. "
Maria Callas
Llevo Paris en mi corazón, no puede existir otro lugar mas bello, mas inmenso...mas mío y el que disfruto en pequeños pedacitos, como si fuese un maná caído del cielo... Lo veo, desde la colina de Montmartre, entre las brumas de un blanco y negro perfecto.... Existe el Paris suntuoso del Segundo Imperio que todos adoran; el Paris burgués de Montparnasse; el Paris popular del Marais, el Paris multiétnico de Belleville, el Paris de los negocios en La Defense… Y existe un Paris acanallado de calles estrechas, casas con servicios comunitarios y mansardas con goteras, donde se congelaban los artistas de La Boheme. Se pueden hacer recorridos históricos, se pueden visitar sus museos, se pueden disfrutar tesoros gastronómicos, se pueden buscar las mejores antigüedades… se puede incluso hacer una cola interminable para subir a la torre Eiffel, o sentarse en EL CAFÉ DE LA FLOR.... En los edificios públicos la bandera ondea orgullosamente sola, sin que la acompañen las de la UE, y ni en broma las de Aquitania, Borgoña, Normandía, Bretaña o Saboya. Se canta con vehemencia la Marsellesa en los actos oficiales, pero también en la inauguración de la temporada oficial de ópera, o con cualquier motivo popular de entusiasmo, es su banda sonora, que amamos, y sus notas van cosidas a nuestra piel como las estrofas de La Marsellesa:
- Allons enfants de la Patrie -
- Le jour de gloire est arrivé -
El cine a bebido de los aromas procedentes de Francia, existen films que sin el fondo de la ciudad, dejarían de ser esos mosaicos del romanticismo como son: CASABLANCA, UN AMERICANO EN PARIS, JULIA, CHARADA...... y así hasta un numero interminable de joyas del Séptimo Arte, que nos han hecho sentirnos hechizados, y algunas de ellas tienen la culpa de nuestra primera visita a la ciudad luz. Recuerdo que cuando en Mayo de 1968 pisé por vez primera sus boulevares, entre la violencia, y la represión estudiantil, yo dividí mi mente en dos burbujas, la social, que motivó mi viaje y la belleza estructural, que es la que me ha quedado para el resto de la vida. El cine tuvo en Paris los mejores escenarios, las mejores secuencias fotografiadas, escenas de amor bajo sus puentes, el canto de un gorrión o la influencia de una ciudad en donde Brando vivió y filmo su mejor obra maestra...ULTIMO TANGO EN PARIS
Ninguna calle se llama Avenida de la libertad, de los derechos humanos, de la democracia, o de la constitución… En Paris se homenajea por igual a reyes y republicanos, héroes y tiranos, anarquistas y santos, literatos y cantantes, batallas y desastres… Los hospitales tienen nombres de santos o médicos célebres. Y muchas placas rememoran acontecimientos: desde el lugar donde malvivió un poeta, hasta la esquina donde la Gestapo abatió a un patriota. Hay un Paris de restaurantes con fuentes de ostras o de bistrós populares para tomar un estofado de pollo al vino y un plato de foie. Hay un Paris que se esconde, en el degradado Pigalle o en los meublés del 8-ême arrondisement. Hay un Paris de lujo en las tiendas del moda del Fauburg Saint Honoré o las joyerías de la Place Vendôme. Hay un Paris de pompa y boato frente a la cúpula de Los Inválidos y hay un Paris político, con el Palacio del Eliseo, guardado por gendarmes de piel oscura, oriundos de la Martinica. Y también hay un Paris musulmán, un inmenso arrabal con letreros en árabe, que solo conocemos por los periódicos o personas como yo que hemos recorrido paso a paso sus calles, sus esquinas, dejando en el asfalto los suspiros que aquel entorno nos causó, pero que nos originó un amor que espero dure toda la existencia. Paris ha sido y es una ciudad de acogida. Fue refugio de políticos y reyes exiliados, de artistas bohemios, de intelectuales contestatarios, aristócratas rusos, millonarios europeos que ocupaban habitaciones del Meurice y comían en Maxim´s. Aquí se incubó la Ilustración y se asentó el positivismo que llevaría a una sociedad ilimitadamente próspera. Aquí los pintores inventaron el impresionismo, el simbolismo, el fauvismo, el cubismo, el surrealismo y todos los istmos que han invadido el mundo del arte. En el Hotel Rive Gauche se fraguó el existencialismo de jersey raído y un Gaulois colgando en la comisura de los labios. Juliette Greco, Jacques Brel y George Brassens, cantaron en las noches grises de Saint Germain des Près, convencidos de trasmitir mensajes eternos, o simplemente cubrían con prestigio la sombra de Edith Piaf. También surgió la nouvelle vague del cine, creyendo que iba a durar siempre, pero en la memoria solo quedó una jóven Brigitte Bardot de "Et Dieu crea la femme" y la misteriosa Catherine Deneuve de "Belle de jour". Los americanos cuando aterrizan en Francia, esperan ver cantar bajo la lluvia a Gene Kelly y compran cuadros en Montmartre. Cuando llegan a sus hoteles, piden una habitación típica francesa, con sus paredes de papeles pintados, cerca de las zonas mas liberales de la ciudad, y en ocasiones exigen que de madrugada les llegue el sonido de cualquier acordeón perdida y mojada por la lluvia que cae sobre la ciudad.
Yo lo he vivido como en película, los instintos salen al respirar el aire de la ciudad mas liberal del mundo. Lo he vivido y lo digo en voz alta, porque comenzaron hace muchos años. No puedo explicar que representa esta ciudad a las almas sensibles como la mía, quizá esté en su historia, en sus gentes, en sus calles empedradas, en esa orilla izquierda, en las noches por los alrededores de la Plaza de la Concordia o en los bancos de los Jardines de las Tulleries, bañados por el resplandor de la luna, no puedo sentar cátedra con mis palabras, me siento hormiga y soy incapaz de fijar motivos, solo sé que Paris es mi ciudad, que sus amaneceres son regalo de Dioses, que el atardecer sobre el Sena solo es comparable al Nilo a su paso por El Valle de los Reyes, y que pisar Paris, aunque solo sea una vez en la vida, merece la pena, como lo es amar... Es una ciudad de excesos. De hoteles cinco estrellas y pensiones. De mercados de las pulgas y de las tiendas más lujosas del mundo. De comunistas y de seguidores de Le Pen. Y en los quioscos se vende el católico La Croix junto al estalinista Liberation. No puedo obviar su romanticismo, el de esos novios que se declaran su amor paseando en un bateau sobre el Sena, o el romanticismo de ver a los recién casados fotografiarse en la Concorde con el hotel Crillon al fondo, justo donde se alzó el patíbulo que guillotinó a María Antonieta y al Rey de Francia, el romanticismo de descansar en la solitaria Place Dauphine, escondida tras los muros de la Concergerie de donde salían los nobles para ser decapitados....... y !!como nó!!.... oír la voz de Edith Piaf cantando entre copas de Pernod:
--Non, rien de rien, non… Je ne regrette rien…
Y el cine siempre ahí, narrando sus historias, haciéndonos seguir una trama que se hace inmensa teniendo como fondo el Paris de los años treinta. Como muestra la esplendida película LA VIDA EN ROSA, de Olivier Dahan, donde se despliega un negro trágico y a la vez colorista del abanico que fué la vida del gorrión de Paris o el egocentrismo sentimental de esa obra de culto que es... EL ULTIMO TANGO EN PARIS..Pero Paris es también "la grandeur" y el resultado de la labor del barón Haussmann, quien derribó barriadas enteras, construyendo los doce grandes bulevares que confluyen en la plaza de l´Etoile. Y todos los demás. Solo dejó en pie, palacios e iglesias. Esa es la imagen que hoy tenemos de Paris. La misma que muestran las postales de la belle époque: donde solo parece haber cambiado las faldas de las damas, los faroles de gas y los coches de caballos. Y también es la ciudad más rebelde del mundo. Aquí se apuñalaron reyes, se organizó una matanza la noche de San Bartolomé y el pueblo se sublevó contra Mazarino en la Fronda, contra el Antiguo Régimen en 1789, contra la Restauración borbónica en 1830, contra la monarquía burguesa en 1848 y la Comuna de 1870 quemó las Tullerías. No hace mucho también estalló el mayo del 68, del que yo fuí testigo directo...... Alguien dijo en una ocasión que:
!! Cuando Paris estornuda... Europa coge una pulmonía !!
Pero en Paris todo es inmutable: los puestos junto al Sena venden generación tras generación las mismas postales y libros viejos, los clochards heredan sus harapos, las agujas de Notre Dame parecen haber estado siempre ahí alzadas, en el Louvre la Mona Lisa nos sonríe eternamente cerca de la Venus de Milo y en los mercados las mismas damas, con abrigos de piel ajado y pelo teñido, hacen su compra barata a la que siempre añaden un pequeño ramo de flores y recordar siempre EL ULTIMO TANGO EN PARIS-----.Cuando vi esta película me hice dos preguntas: La primera: ¿quién no podría enamorarse de ella?, y la segunda: ¿El París que nos muestra a través de su fábula se asemeja en algo a la realidad?....Las respuestas son las acertadas, viniendo de un hombre que conoce la ciudad, tanto o mas que mi querido Madrid, pero en esos momentos quería saber si París sería tan romántico y tan canalla a la vez. Años antes de su filmación y en años posteriores sí encontré la respuesta.. Es una de esas películas que ya forman parte de mi memoria, pues sin ser una buena cinta, tiene el encanto de mostrar las pequeñas cosas de la vida que te dibujan una sonrisa, porque la magia puede con la realidad hambrienta...París es la ciudad en la que puedes ver todos esos horizontes: un amanecer luminoso, frío, desde las colinas del Sacre Coeur, un cielo azul intenso, inmenso, en un día de verano desde Los Invalides o el Canal de Saint Martin, un atardecer anaranjado sobre la Conciergerie visto desde un puente, un anochecer embrujado, violáceo, contemplando la espalda de Notre Dame y por último la madrugada de negro cobalto en Concorde, o en Champs Élysées envuelta en luces. Sí, he visto todo en Paris. He sido feliz, nostálgico, he sido un hombre solitario en busca de recuerdos, he admirado una vez mas Los Jardines de Luxemburgo, Me he perdido por Saint Germain....... París en ocasiones puede parecer una ciudad exigente y dura, donde puedes sentirte terriblemente solo, aislado, entre gente gris que pasa por tu lado, pero Paris será siempre ese monstruo hermoso... y contemplarlo, puede secar lágrimas de tu alma, y nunca olvidas su magia. Si te enamoras bajo la Luna de París, se engrandece tu pasión, y si pierdes el amor, la tragedia es más turbulenta, pero siempre te quedará, su bohemia, su belleza, sus cielos...porque Paris es la ciudad de la Luz y del amor... ¿Quién no puede amarla?.
Vincent Minelli lo evocó con escenografías pintadas en UN AMERICANO EN PARIS; Jean Renoir lo reprodujo en el estudio para su FRENCH CANCAN; Francois Truffaut usó sus calles en LOS 400 GOLPES y MOULIN ROUGE, de Baz Luhrmann, fue rodado en un elaborado estudio en Australia. Godard, por su parte, filmó su propia serie de bellas postales en su film "Éloge de l'amour", una meditación sobre la historia del amor. En las partes en blanco y negro de esta película, el París de hoy conserva una atmósfera atemporal: la fuente de la Place de la Concorde, un hombre tendido boca abajo en un banco de plaza, acompañado por su perro, vagabundos como estatuas, los faros de los autos y las farolas callejeras convertidas en estrellas.....Todo esto es Paris bajo el tamiz del cine y a través de mis ojos. Los recuerdos de un lugar comienzan en un momento diferente para cada uno de nosotros, por eso las películas contribuyen a que esos recuerdos no se disipen.....Si por ejemplo la torre Eiffel fuera destruida mañana, es improbable que los realizadores franceses se apresuraran a quitarla de sus films. El verdadero París puede ser tan frágil o como cualquier otro lugar de la tierra, pero el Paris que vive eterno en nuestra imaginación será siempre refugio de nuestros sueños.
"Nada es más bello que París", dijo el director francés Claude Chabrol, salvo el recuerdo de París".
Dicen que es la ciudad de la luz y del amor... Lo de “la luz” suena a etiqueta turística y muchos se preguntan el por qué de esa etiqueta, cuando siempre está nublado, sin saber que ahí radica su luz, porque hasta esa fina lluvia, la misma que me ha acompañado en cientos de paseos por las orillas del sena, tiene mas viveza y serenidad que cualquier resplandor. La ciudad del amor... . tengo que reconocer que la primera vez que pisé la ciudad me picaba esta curiosidad. Hay ciudades con canales o con tiendas de diseño o llenas de ejecutivos, teatros, casinos, pero... ¿con mucho amor?, me pregunté: ¿y eso cómo se mide?. Te lo mide el tiempo, el conocimiento, el sentimiento, un encuentro en la noche, una fecha dentro del Louvre, existen símbolos que refuerzan esa imagen que se tiene de París, todos los que hemos estado allí los conocemos, y puedo asegurar que son ciertos... porque lo he vivido.
Aún falta la historia de Édith Piaf, todo un icono de la ciudad. No sé vosotros, pero yo no he escuchado cantar canciones de amor con la carga dramática que lo hacía esta mujer, es algo electrizante, es vivo y eterno. Es el sonido de Paris. Antes de llegar a la capital francesa en Mayo de 1968, yo conocía su música pero no su vida. Pensaba que para cantar así, como un gorrión, ese gorrión tenía que haber sido feliz y estar enamorado hasta las alas. Pues el drama de Édith aún deja pequeño al beso de Rodin. La historia de su vida es escalofriante. Entonces entendí la mirada que tenía. Algunos la conocerán, pero yo descubrí su drama paseando por el barrio de Belleville. Es en cortos retazos la historia de una mujer que cantaba las canciones más románticas de París, y no me preguntéis tal relación, la siento, así amaré siempre a Edith, tal vez de manera incondicional, pero no puedo desprender su imagen, su voz y su presencia... !! SERÁ ETERNA !!... y envidio a todo aquel que pudo compartir su vida, porque ella fué, es y será siempre Paris. Un Paris insólito, rincones que ni en cien años cualquier visitante, y me atrevería a decir que los franceses conocen. Son esas casas que desfilan por Pigalle, donde mujeres de gran belleza y hombres latinos, de cuerpos tallados a mano se prostituyen por dinero. Pero lo mas interesante para mí fue visitar aquellos pisos lúgubres, escondidos que bordean las calles que desembocan en Place Pigalle, donde bajo sus techos se ejerce el oficio mas viejo del mundo. En fin, a veces este mito se tambalea...pero una tarde me detuve y pensé que me quedaba el beso de Doisneau. Hasta que nos cruzamos con un vendedor de libros del Sena...Y así, en cierta forma se desmontan algunos mitos del París romántico. Podría haber pensado que lo de la “ciudad del amor” es pura ingeniería de marketing. Pero no me quiero detener en esto y sigo repasando momentos y sensaciones.
Recordaré lo que se siente al contemplar la figura de la Torre Efiffel desde el Trocadero. O lo que te provoca ver la impresionante pirámide del Louvre iluminada, la elegancia del Sena. El corazón de Montmatre. Las pulsaciones del Barrio Latino. Recuerdo que hasta Sabrina, (Audrey Hepburn ), aprendió a besar en la Gare d’Austerlitz, la estación del distrito 13 de París. Pero he llegado a la conclusión de que esta ciudad está por encima de sus iconos románticos...Porque París.. !!Tiene alma!!. Pero sobre todo me vino a la mente una frase de Alphonse Karr de su obra “Diablo en París”, que me hizo gracia:
"Al verdadero parisino no le gusta París, pero no puede vivir en otro sitio. A veces me he preguntado: ¿A cuántos parejas de parisinos les pasa lo mismo?. Creo que París tiene algún embrujo que destila amor.”
Por esto y por muchas cosas más, si tenéis la oportunidad de tomar un vuelo a la capital francesa, hacedlo. Porque si no, recordar la frase que Humphrey Bogart en Casablanca:
-- Siempre nos quedará Paris --
Por sus bellos puentes que lo cruzan; además su corazón: le cœur de la ville, la Isla de la Ciudad, tiene en su seno uno de los monumentos más representativos de la ciudad y de toda Francia: La catedral de "NOTRE DAME"... Sus monumentos y sus espacios públicos fueron locutorios literarios de muchos escritores; VÍCTOR HUGO, HONORÉ DE BALZAC, GUY DE MAUPASSANT, ANDRÉ GIDE, COLETTE, JEAN PAUL SARTRE, MARCEL PROUST, un sinfín de pintores la evocaron: TOULOUSE LAUTREC, EDGAR DEGAS, EDOUARD MANET, CAMILLE PISSARO, COROT, MATISSE, AUGUSTE RENOIR...y JEAN EUGÈNE ATGET, HANS CASPARIUS, GEORGE BRASSAÏ , HENRI CARTIER–BRESSON, ROBERT DOISNEAU, la fotografiaron. EDITH PIAF, JULIETTE GRECO, COLIGNY, CHARLES AZNAVOUR, le cantaron. El magnetismo de esta ciudad no va a decrecer con el tiempo, por lo contrario, será eterno, como son muchas de las películas que la plasmaron en sus secuencias. Hay actores que llevaron el nombre de Paris muy lejos, algunos son leyenda, no puedo olvidarlos, porque hicieron que naciese en mí un gran interés por conocer la ciudad, las calles donde anduvieron o los escenarios que recrearon en sus películas. Desde aquellos años todavía danzan alrededor de las cinco letras de que está compuesto Paris, como duendes constantes, consagrando así su eterna primavera.....y recuerdo con ternura y amor el viejo Hotel Du Calvados, donde me hospedé mi primera vez. Amé, amo y amaré Paris como el aire que envuelve y enfría con placer mi rostro cansado, pero ávido todavía de contemplar sus edificios, sus calles, su historia y esas gentes que se entrecruzan con su clase indiscutible de europeos de primera. Amo la ciudad porque para mí está llena de recuerdos.....prácticamente mas de cincuenta años de mi vida han estado supeditados a esta ciudad, a su olor, al sonido de una acordeón, a rostros que nunca envejecen en mi memoria, y en la felicidad que viví, para mí todo esto es tan bello como los Jardines de las Tullerais...Siempre existirá tres formas de ver Paris: el amanecer en los recónditos parajes de la Place de la Concordia, las tardes soleadas perdido por la orilla izquierda como un estudiante mas, sin rumbo, pero pletórico de paz y libertad, y sus noches, las inconfundibles noches de Paris,.....!cuantos personajes se crearon en sus noches!, !cuanta complicidad han dado y cuanto placer!, Paris no es una ciudad cualquiera, es como el mismo cine, y ambos danzan en mi, sin separarse un instante....los amaré siempre, mientras quede un halo de aire en mis pulmones.
Perderse por las calles de Paris es un placer orgásmico, sin adjetivo que lo sustituya, encontrar seres desconocidos, sobre todo al atardecer, es como ir en busca del arca perdida....Yo, tuve suerte....y permitidme que ello pertenezca a mi privacidad, pero si alguno de los que leen este articulo, sienten lo mismo que yo aquellos días, les animo a ello, sin posibilidad de retrocesión. El placer forma parte de la vida, y debemos vivirlo a fondo. Lo que pasó a El último tango en París no tiene parangón razonable en cualquier otra película de cine de calidad: han prevalecido algunas imágenes en nuestra memoria colectiva y se han diluido algo el resto. Recordaremos siempre ese ascensor donde los amantes se ponen un lúbrico vitaminado. Ha quedado María Schneider, su vulgaridad, su cuerpo menudo, sus piernas cortas, su cara de niña y sus enormes pechos. Recordamos la humillación de la mantequilla, el apartamento soleado, su soledad sudada y el vacío descarnado. Lo que no se puede perder nunca es una simbología, el espíritu de la utopía, su literatura. Se mantienen frescos el trasfondo de sus personajes: la locura de su existencia, la belleza triste de las historias que, al hilo del encuentro de los amantes, van componiendo el retrato de un mundo en decadencia, ridiculizado brutalmente por Bertolucci, como por ejemplo, la figura del director amateur, el cineasta-novio de Jeanne, que representa aquello que el propio Bertolucci odiaba: el cine pedante y realista de la época
Los muchos museos de la ciudad han sido y son visitados por cientos de turistas arrastrados por la imagen ensoñadora de la Ciudad Luz, epíteto recibido después de la Gran Feria realizada a principios del siglo XX, en la que el Parque de la Exposición fue iluminado por miles de bombillas que daban a conocer esa maravilla que era la energía eléctrica y uno de sus monumentos, La Torre Eiffel, fue preservado desde entonces, completando así la ciudad soñada por Hausmann, cerebro de Napoleón. París se convirtió en un bello escenario al que había que hacerle pocas modificaciones para, en muchos casos, llevarlo a la pantalla. Indudablemente el Séptimo Arte no iba dejar de participar en este lujoso banquete estético y vivencial que es París para cualquier artista o persona con sensibilidad. Muchos filmes han utilizado ese gran escenario “natural” que es nuestra ciudad, reinventada por las imágenes reales o de plateau. Desde que el cine apareció y fue precisamente en París donde se hizo la primera proyección en 1895, muchas veces sacar las cámaras a sus calles era una cosa normal: casi como el Neorrealismo italiano; esa actitud va a ser asumida por los cineastas de la nouvelle vague, quienes no dudan de usar sus calles sucias, sus barrios marginales y su bajo mundo para hacerlos actores de sus propuestas cinematográficas. Muchos cineastas de todas las nacionalidades la han buscado, la han arañado, pero solo los norteamericanos han sido quienes más se han acercado a ella con admiración, pero sin prejuicio para tomarla como gran escenario de historias de amor, de espionaje, entre otras…
Con una gran exposición, el Ayuntamiento de París mostró cómo la ciudad ha sido el escenario de cientos de películas durante los últimos 110 años. París y el cine, el cine y París. La capital de Francia es, posiblemente, la ciudad europea más cinematográfica. Allí se han rodado infinidad de películas, hasta el punto que monumentos y lugares de la urbe se fijan en la retina de todos, incluso de aquellos que nunca han visitado la ciudad de los Campos Elíseos. Con este motivo, el Ayuntamiento de París organizó una exposición en su sede con fotos y secuencias de más de 600 películas rodadas en la ciudad entre 1895 y 2005. París, que vió nacer el cine de la mano de los hermanos Lumière en el año 1895 con la proyección de la primera película en el Grand Café, se muestra como el escenario preferido de directores franceses como Godard o Renoir, pero también es el icono de muchos directores de otras nacionalidades. Precisamente, los realizadores y actores norteamericanos, siempre han tenido una especial atracción por París. Es el caso de Gene Kelly, Minelli, Lubitsch, Billy Wilder, Polanski y Stanley Donen..... Y siempre ronda por la mente de los cinéfilos una famosa frase:
- "Siempre nos quedará París".-
En Montmartre queda patente la bohemia parisina, en los Campos Elíseos queda reflejada la grandeza de una ciudad que vio recorrer victoriosas a las tropas de Napoleón Bonaparte, cuyas hazañas bélicas se encuentran grabadas en el glorioso Arco del Triunfo, construido en su honor en 1806, al amparo de la siempre prendida llama en honor del “soldado desconocido”. Si en el extremo occidental encontramos el citado Arco del Triunfo, en el otro extremo de los Campos Elíseos se encuentra ubicada la llamada Plaza de la Concordia, también llamada en su momento Plaza de Luís XV o Plaza de la revolución, muy famosa por ser el lugar donde estuvieron los cadalsos donde se produjo la ejecución del monarca Luís XVI, y de toda su familia. También y para los buscadores de placeres ocultos, es al caer la noche y más de madrugada, punto de encuentro entre hombre y mujeres que intercambian sus cuerpos. Yo lo ví muchas noches y recomiendo a todo aquel que tenga la libido alterada, no dejar pasear por allí. Paris siempre será el Paris que todos imaginamos, el que vivimos, el que amamos, porque Paris lo hacemos nosotros mismos, con nuestros sentimientos, con amor e imaginación....Tal vez por eso Paris no morirá nunca. Otro París más amable por conocer es el que encierra en sus adentros el Barrio Latino y posiblemente el que más vida respira por estar poblado principalmente por jóvenes estudiantes. No nos resultará complicado dejarnos caer por algún club de jazz, con actuaciones en directo sobre enormes adoquines, entre los que se ha dejado brotar la hierba para propiciar una sensación mas cautivadora, o aprovechar la ocasión de perdernos por alguna librería de la zona, en la que además de encontrar algún volumen de los que resultan difíciles de hallar en librerías convencionales, se nos invitara a gozar de la lectura en sofás y sillones enclaustrados entre las estanterías.....
Este es el Paris que yo amo, el que quería enseñaros...Si lo he conseguido me sentiré el hombre más feliz.
El resultado es que París en cuestión cinematográfica, acoge un promedio de diez rodajes al día, lo que ha llevado al Ayuntamiento a establecer una carta de autorización con los productores. También, he leído que se va a proporcionar una guía de los rodajes en la ciudad, a toda sociedad de producción con intención de rodar en ella, y una base de datos informáticos que contabilizará los decorados disponibles. A todo esto, la capital francesa, sale más que beneficiada, ya que 6 cinéfilos de cada 10, declaran que el cine les dió el deseo de visitar la Ciudad. En mi caso personal fueron los libros, las películas, el sexo, la política, los que me incitaron a descubrirlo en 1968.....El corazón sabe mas de mi que yo mismo. El París que siento y recordaré siempre es el marco de la felicidad, de la amistad y para ello me persiguen las sombras chinescas de grandes nombres como fueron: Greta Garbo, Marlon Brando, Robert Doisneau, quien haya leído mis otros artículos lo entenderá y todos embarcados en un viejo TRANVÍA LLAMADO DESEO, donde espero poder subirme también, cuando el momento llegue. Mientras reconozco que siempre que vuelvo, me encanta seguir buscando una calle, una plaza...un lugar que sangre historia, cosas que el cine me dio y seguiré tropezando con ellas, por eso:.
- "Siempre me quedará París".-