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LAURENCE OLIVIER

UNA INSTITUCIÓN DEL ARTE INTERPRETATIVO

 

 

 

 

 

 

 

 

"Se da por supuesto que los artistas sufren, eso forma parte de su arte. La finalidad del drama es despertar, tal vez sacar lo mas posible de las emociones humanas. El propósito de la comedias consiste en hacer cosquillas en esas emociones y convertirlas en una expresión placentera de alivio. En cuanto a la tragedia persigue causar un dolor profundo en ellas y traer el consuelo de las lagrimas. El asco y el terror son los otros dos puntos de la brújula"

 

 "Llevamos un espíritu dentro que, por decirlo de alguna manera, es el que mueve nuestra maquina, pone temperamento, energía, alcohol en nuestra naturaleza y hace que los que nos llamamos artistas "funcionemos" en nuestro trabajo; es el que nos da bríos para explotar nuestras habilidades, la vitalidad indispensable para lograr que nuestro metal resuene y nuestros platillos hagan ruido...Todo ello, naturalmente, acompañado de un entrenamiento practico de los pulmones, la garganta y el corazón. Y cuando la recompensa por todo eso parece no ser mas que un agotamiento absoluto, todavía puede uno sacar recursos de ese mismo estado final".

 

 " Con los años, me he dado cuenta de que los actores viejos, necesitamos que nos dirijan. Hay muchos directores que se dejan impresionar por los famosos y tiene miedo de ofenderlos, cuando la verdad es que cuando mas viejos nos hacemos, mas falta nos hace contar con la experiencia y el arte de los demás. Precisamos, ante todo, conocer las reacciones de las generaciones jóvenes, que representan a nuestros futuros públicos".

  

    ."Qué es en el fondo actuar sino mentir?, ¿y qué es actuar bien sino mentir convenciendo? Un actor debe ser capaz de crear el universo en la palma de su mano."

     LAURENCE OLIVIER

 

 

 

 

 

Laurence Olivier nació el 22 de Mayo de 1907 en Dorking (Surrey). Desde muy pequeño sintió una atracción especial hacia los textos de William Shakespeare. El pequeño Larry era fiel admirador de las obras del genial escritor, memorizaba sus textos y a veces representaba en el colegio, tantos los papeles masculinos, como los femeninos. Afición que le inculcó su padre, un pastor anglicano, amante de las letras. Pero Laurence no se conformaba con aquellas infantiles representaciones y siendo adolescente entró a formar parte del London Central School de Speech Training and Dramatic Arts de Londres, donde se formó plenamente, absorbió como una esponja y se alimentó del arte escénico en toda plenitud, para mas tarde entrar en la compañía teatral de Sir Barry Vincent Jackson, y debutar en los escenarios en los años veinte. Yo, he sido siempre un gran aficionado al teatro y no podré olvidar mi primer viaje a Londres, mi primera salida hacia la legendaria Europa, enorme ventanal ansiado por todos los españoles de mi generación que, vivíamos encerrados en una jaula dictatorial, atada de bronce y oro, bajo los acordes de una censura totalmente desafinada......Nada fué igual desde aquella tarde de 1971... Todo lo que había visto hasta entonces sobre los escenarios en Madrid, no era comparable con aquella presencia, aquella voz, ese rigor de gestos y maestría. Yo era muy joven, inexperto, hambriento de cultura y tenia ante mi a unas de las figuras mas importante del arte escénico. No daba crédito, sentado en aquel teatro del West End, se materializó uno de mis sueños: Ver a Olivier en teatro, en vivo......! No me lo creía !...La obra que representaba era "LARGO VIAJE HACIA LA NOCHE", y el actor daba vida a James Tyrone. ! Jamás he podido olvidarlo !......A partir de entonces mi vida, en cierto sentido cambió, se transformó, profanando de golpe aquellas cortinas de humo que eran mis sueños, mis vivencias,  los descubrimientos..... Laurence Olivier y su segunda esposa, Vivien Leigh, han sido los ejes centrales de mi cambio, a ellos siempre los tendré en la mente, por ser los poseedores de cuanto yo anhelaba.

 

 

 

 

 

 En la década de 1960 dirigió la England's National Theatre Company y cerró su carrera como director con El príncipe y la corista, una comedia con Marilyn Monroe como protagonista y él como partenaire; y Tres hermanas, una adaptación del clásico de Antón Chéjov. Además intervino como actor en películas entre las que destacan Espartaco, donde dio vida al cónsul Craso y fue dirigido por Stanley Kubrick; El animador, de Tony Richardson; Las sandalias del pescador, con Anthony Quinn o El rapto de Bunny Lake, de Otto Preminger. Tras conseguir todo tipo de honores y ser un mito del teatro británico, en los años 1970 y 1980 se limitó a hacer papeles secundarios en películas de renombre como La huella, en la que tiene un duelo interpretativo con Michael Caine, Marathon Man de John Schlesinger o Los niños del Brasil de Franklin J. Schaffner, inquietante película sobre el doctor nazi Joseph Mengele, en el que interpretó a un cazanazis retirado. En los años 1970 protagonizó una serie de películas para televisión, entre las que sobresale Amor entre ruinas con Katharine Hepburn, por la que ganó un premio Emmy, y la miniserie Jesús de Nazaret, donde encarnó a Nicodemo. Siempre asocio mis trabajos en mi web, con momentos, fechas y lugares que he vivido. Sería materialmente imposible hacerlo de otra forma, no poseo el genio de Antonio Gala, para construir historias y navegar sobre ellas, simplemente soy un enamorado del cine...... porque todo lo que encierra es una forma de vida para mí. Dentro de la enorme galaxia del Séptimo Arte, hay nombres que me han dado inspiración para escribir...

 Bastaría con estos cuatro:

 MARLON BRANDO

VIVIEN LEIGH

MARILYN MONROE

 LAURENCE OLIVIER

 

 

 

 Ellos me mantienen en la niebla de la fantasía, son mis puntos de apoyo.

 

 

 

 

 

Su paso al cine le vino por un contrato con RKO, pero sus comienzos no eran satisfactorios para él, la gran pantalla no sabia sacar esa carga y ese rigor teatral que dominaba. Volvió a los escenarios y a las obras de los clásicos. Era su tierra, su terreno fiel, y en donde podía demostrar todo un talento camaleónico. Pero Hollywood es perro olfateador y como todo buen sabueso vió el interprete ideal para la obra de Emily Bronte "Cumbres borrascosas", que dirigió William Wyler. La creación que hace del personaje masculino es antológico, dándole la replica una insufrible Merle Oberon, (papel en un principio pensado para ser interpretado por una joven actriz apenas conocida: Vivien Leigh. Pero en aquellos años Hollywood buscaba nombres con resonancia y Vivien aún no lo tenía, al final aquel hermoso papel, aquella mujer libre fué interpretado por Merle Oberon. Estaba claro que, aquel pequeño nacido en Dorking, ahora, a sus 33 años poseía un nombre importante a todos los niveles del arte interpretativo, lo conservó fiel y con categoría de rey hasta el final de sus días. Siempre soñó con representar las vidas de los personajes creados por los grandes clásicos de la literatura, y supo demostrarlo de la manera mas grande que un actor puede hacerlo: viviéndolos, haciéndolos suyos, y siendo todos uno dentro de él mismo. No estoy hablando de un actor cualquiera, estoy amigos míos, abriendo la ventana para que entre la luz de una institución, un nombre que es baremo y ejemplo todas las escuelas de arte dramático del mundo. Compaginaba cine y teatro con el mismo vigor del que era rey, pero su sitio siempre estuvo en los escenarios de todo el mundo, desde Australia hasta Europa , siendo la figura mas importante de la interpretación. Fué condecorado en 1947 por la Reina Isabel con el titulo de Sir. Su trayectoria desde ese momento hasta el fin de sus días, le llevaría a rozar las mas altas cimas de la interpretación. Recreó en los escenarios como nadie, al príncipe de Dinamarca (Hamlet), aplicándole al personaje una enorme carga psicológica, rodeando con maestría al mas polémico, atractivo y complejo personaje salido de la mente de Shakespeare. Mas tarde, en 1948 lo llevaría al cine, interpretando y dirigiendo con enorme talento una factura nada fácil para aquellos años. Nadie podrá llegar a rozar su interpretación, ni él mismo al cabo de los años, cuando en reuniones con amigos o familiares, proyectaban el film, podría creer que aquel actor rubio dando la replica a una deliciosa Ofelia, interpretada por Jean Simmons, fuese él. En pleno siglo XXI, viendo el film y dejando que nuestra mente absorba el sufrimiento de Hamlet, escuchando como su padre le comunica que fué asesinado, podemos asumir algo tan fresco, tan rico en matices, tan vigente que, uno a veces siente un leve escalofrío, una sensación estremecedora, porque esa intención y toda su vida interior, traspasa al espectador, haciendo que nazca uno de los actores mas brillantes jamás creados.

 

 

Estuvo casado con tres actrices:

 Jil Esmond

Vivien Leigh

 Joan Plowright

 

 

 

 

De la primera tuvo a su hijo Tarquin Olivier, autor de un libro autobiográfico titulado "Mi padre Laurence Olivier". De su segunda esposa: Vivien Leigh... ¿Que puedo decir?... merece comentario aparte...

 

 De su tercera unión con Joan Plowright  fueron los años mas tranquilos de su vida, una paz que siempre buscó y le dió tres hijos. El actor volvió a la campiña inglesa, cerca del lugar de su nacimiento, y también al castillo que compartió con Vivien Leigh. El condado de Sussex formó parte de su entorno plácido, relajante y rico en la inspiración que siempre necesitó para su profesión. Olivier era un hombre tranquilo, de tradiciones fundamentalmente familiares, amante de la perfección por encima de todo y gozaba con reunirse con sus mas íntimos amigos, a los que respetaba, conservándolos hasta el mismo día de su muerte. El matrimonio entre Vivien y Laurence duró veinte años, desde 1940 a 1960, y fué una de las uniones mas fructíferas dentro del cine como en el teatro. Juntos formaron compañía teatral y recorrieron el mundo, con obras de Shakespeare y otros autores, tanto clásicos como modernos, hasta que en 1960 el vinculo entre ambos  dejó de ser real. Tras esta separación, Vivien vivió danzando entre el polvo y la nada, flotando en un mundo incierto y fantasmal que la condujo a situaciones realmente criticas, falleciendo en Julio de 1967, pero recordando siempre al hombre que mas amó, al compañero que le enseñó toda una disciplina profesional, y la única persona que marcó con fuego todos los paralelos de su vida. Del sentimiento de Olivier hacia Vivien, queda reflejado en esta frase que dice en sus memorias:

 

 ". No creí que fuera posible amar a alguien tanto y tan completamente, o que alguien fuera  tan maravillosamente prodigiosa en todo lo que mas le gustaba. Como nos habíamos acostumbrado a ser firmes en nuestros pensamientos y a tener paz en nuestro corazones, nuestra vida juntos llegó a ser en muchos momentos increíblemente bella. Habíamos pasado por muchas dificultades durante dos años, pero nuestro amor lo justificó todo hasta el final."

  

 Sobre esta definición del sentimiento de un hombre hacia una mujer, deja de tener sentido cualquier comentario al respecto que pueda hacer. Basta con analizar la frase para sacar las conclusiones de la vida en común de dos seres tocados por la magia del arte.

 

 

 

 

Actor dotado de gran facilidad para resolver con elegancia cualquier situación se ganó de golpe no sólo el estrellato, sino la fama adicional de genio, siguió interpretando papeles destacados como The Sleeping Prince, de Terence Rattigan  y The Entertainer de John Osborne, en 1957. Asumirá de nuevo, el personaje de Archie Rice en la pantalla, bajo la dirección de Tony Richardson (El animador, 1960), en una película donde conoce a la que será, en 1961, su tercera esposa, Joan Plowright. De 1961 a 1973, fué director de la England,s National Theatre Company. Como en la mayoría de los actores, existen muchas lagunas no claras, donde la frase "luces y sombras" se hace patente, Olivier no puede ser una excepción y el tiempo nos trae una luz que aparta las sombras, para poder conocer mejor la personalidad que presuntamente se escondía tras la mascara del actor inglés. ¿Verdad o mentira?, eso es difícil de saber, pero lo que no puedo obviar es que existen testimonios al respecto. Si la principal virtud de un agente secreto es su discreción, Laurence Olivier podría figurar entre los mejores espías de la II Guerra Mundial. El actor murió sin revelar que el más arriesgado de sus papeles fué el que interpretó al servicio de su país en la vida del Hollywood de 1940. Esto es lo que sostiene el escritor Michael Munn, basándose en testimonios de amigos de Olivier, como el actor David Niven y el dramaturgo Noël Coward, en su obra: "Lord Larry: A Personal Portrait of Laurence Olivier". En este libro queda al descubierto, disipando muchas de las dudas que existieron entre sus compatriotas sobre su lealtad, y acrecentadas por el hecho de que el actor no regresó a su país hasta un año y medio después de que Reino Unido hubiera declarado la guerra a Alemania. En todo ese espacio de tiempo Laurence Olivier, ante los ojos de la opinión pública británica, vivió en Hollywood, rodeado de todas las comodidades y lujos. Las críticas se ampliaban también a la mayoría de los componentes de la importante colonia británica residentes en la meca del cine que, salvo excepciones, como es el caso de David Niven, que regresó a su país y se alistó en el ejercito, en lugar de permanecer en EEUU. El propio Niven, le contó al escritor que estaba al corriente de las actividades de su íntimo amigo:

 

"Visto desde la perspectiva actual, a la luz de la Historia, puede parecer absurdo, pero antes de que Estados Unidos entrara en guerra no toleraba a los agentes extranjeros. Hubiera sido un auténtico peligro para el Reino Unido que se hubiera acusado a Larry de ser uno de ellos. Le habrian detenido y lo que habría sido peor, si los alemanes hubieran sabido lo que estaba haciendo no me cabe la menor duda de que la Gestapo hubiera ido tras él".

 

 

 

 

¿Cuál fué esa misión tan secreta y arriesgada que llevaba a cabo, mientras rodaba Rebeca?, pues sencillamente aprovechar su posición social y acceder a la flor y nata de la sociedad norteamericana para crear en Estados Unidos, que entonces se mantenía neutral, una corriente favorable del Reino Unido frente a Alemania. Una misión que se fue haciendo más penosa según crecían las críticas en Inglaterra a los compatriotas residentes en Hollywood, a los que apodaron "Lo que el viento se llevó" y a quienes Michael Balcon, abuelo de Daniel Day-Lewis y uno de los mas grandes productores ingleses, acusó de desertores. Estas acusaciones alcanzaron a Alexander Korda, uno de los directores más importantes del cine inglés, quien abandonó Gran Bretaña a mediados de 1940 para realizar sus films en la meca del cine. Un trabajo que alternaba en la clandestinidad con labores de espionaje.

 

Michael Munn en su libro dice:

 

" Winston Churchill, reclutó a Korda para que abriese sucursales en EEUU y que sirvieran de tapadera local a "Special Operative Executive", una agencia secreta creada durante la guerra, y también para "Military Intelligence-Section 5", unos servicios de contra-inteligencia. Fue precisamente Alexander Korda quien reclutó a Olivier para que trabajara para "Special Operative Executive ".

  

Según el dramaturgo Noël Coward le confió en el año 1972 lo siguiente:

 

"Necesitábamos a Larry porque estaba en América. Se lo sugerimos y tomo su tiempo para pensarlo. Fué entonces cuando intervino Alexander Korda, quien le dijo que Churchill solo deseaba información y que su país esperaba que cumpliera con su deber ".

 

 

 

 

 Las gestiones de Korda en Estados Unidos no pasaron inadvertidas. Fue citado en 1941 para comparecer ante el Senado acusado de que Korda Productions era un centro inglés de espionaje y propaganda, y aportaban como prueba su película Lady Hamilton, que Laurence Olivier acababa de rodar recién reinstalado en Inglaterra.... "Nadie lo decía en alto", le contó a Munn al guionista Jesse Lasky Jr., hijo del co-fundador de la Paramount, pero el tiempo que Olivier y Vivien Leigh estuvieron trabajando en la producción sobre Nelson, se creó la sensación de que tanto él como Korda eran algo más que dos cineastas del Reino Unido produciendo un film en Hollywood sobre el patriotismo británico. Parecía evidente que los dos hombres eran, además, embajadores oficiales del Gobierno británico. Jesse Lasky Jr. le confirmó al escritor que la posición de Olivier en América era sumamente privilegiada,  gracias a su amistad con Clark Gable o Tyrone Power. Lady Hamilton, curiosamente era la película preferida de Churchill, una producción de bajo presupuesto protagonizada por Olivier, en el papel del heroico almirante Nelson. Un filme histórico que resaltaba la actitud heroica del Reino Unido frente a las dificultades en época de guerra, cuya lectura patriótica hizo que tuviera un enorme éxito. Larry y Vivien, estaban, además, muy de actualidad porque se habían casado, el 31 de agosto, poco antes de volver de Estados Unidos para rodar en Inglaterra. La boda ponía final feliz a tres años de relación extramatrimonial, tras conseguir el divorcio ambos. Se recomendó a los compatriotas en el extranjero que permanecieran a la espera si no tenían una misión asignada o no estaban en edad de ser llamados a filas. Si todos hubieran retornado de golpe, los servicios públicos se hubieran encontrado con casi medio millón más de bocas que alimentar y gente a la que buscar trabajo.

 

 

 

 

 

Voy a hacer un lapsus en mi articulo para intentar aclarar la presunta homosexualidad de Olivier. Se ha escrito y se están escribiendo biografías no autorizadas de varios astros del cine, removiendo los instintos y deseos mas silenciados de los grandes, referentes a su sexualidad.  Brando sufrió en sus carnes multitud de ellos, y yo afirmo que todo son crueles mentiras, yo personalmente conocí al actor y podría tacharle de muchas cosas, pero jamás de homosexual, igual me pasa con Olivier y con esto no quiero decir que algunas sombras no hayan pasado por su vida, pero..ya dijo Billy Wilder "NADIE ES PERFECTO". hago hincapié en que un actor o actriz son seres humanos ante todo, con virtudes y defectos, exactamente como tú o como yo, ¿por eso somos peores?. ¿por eso no se nos puede tocar, besar y buscar para adentrando en nuestro Manderley particular?...!NO!...podemos entrar, dejar la verja atrás y contemplar la sinuosidad de la mansión DeWinter, sin arrepentirnos de nada, todo lo contrario, demos gracias al crepúsculo de los dioses, porque nosotros también estamos hechos de humo de sueños como todos los que he nombrado. Quería dejar constancia de ello, se pueden sacar entre líneas multitud de conclusiones, pero la mas firme y real, es que NADA EN MENTIRA. y todo lo que danza entre capítulos de libros fantasmas, no se asemeja a la realidad..

 

 

 

 

Lo realmente cierto es que Laurence Olivier fué y será hasta el fin de los tiempos un actor impresionante, una de esas presencias escénicas difíciles de olvidar, un director de enorme talento y gran perfeccionismo, al que para los que amamos el cine nunca podremos desechar de nuestro archivo cinematográfico mental y al que esperamos reencontrar en ese lugar que nos espera a todos algún día y en donde reinará como hizo en otro tiempo, porque alguna aureola le corresponde y esta es la corona que sostienen los que habitan en EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES.

 

 

 

 Olivier elevó el arte de la actuación del siglo XX ... principalmente por la fuerza abrumadora de su ejemplo. Como Garrick, Kean, e Irving antes que él, dejó el glamour y la emoción de la actuación de modo que, en cualquier teatro del mundo, una noche de Olivier elevaba el nivel de expectación y enviaba a los espectadores a la oscuridad un poco más conscientes de sí mismos y de haber experimentado un toque trascendente de éxtasis. Esa, al final, fue la verdadera medida de su grandeza.

 

Un actor irrepetible

 

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