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JAMES STEWART
EL HOMBRE QUE TODOS HUBIÉRAMOS QUERIDO SER
Escribir sobre este actor es un privilegio para mi, pues veo en el padre, el amigo, el cómplice, el actor y ese hombre que todos queríamos haber sido. Rindo mi homenajes a una de las figuras mas representativas del cine, y él desde donde este, comprenderá mis palabras
James Stewart nació el 20 de mayo de 1908. durante su vida fue héroe de guerra, esposo ejemplar, idealista y un hombre atormentado, lejos del estereotipo de eterno ‘boyscout’ que él mismo cultivó. Fue icono de la época dorada de Hollywood; la encarnación del hombre sencillo, del héroe a regañadientes. Tímido en la pantalla y en la vida real. Chapado a la antigua, republicano hasta la médula. Buen patriota, intachable esposo y padre de familia. Al menos, ése es el poso que ha quedado. Pero revisemos el mito. James fue actor, pero también arquitecto, poeta, hombre de negocios, y, sobre todo, piloto de bombarderos. Lideró decenas de incursiones sobre la Alemania nazi en las que murieron bajo las bombas miles de civiles. Nunca quiso hablar sobre ello. Defendió celosamente sus pensamientos más íntimos y oscuros, atrapado en una imagen pública que irradiaba simpatía y humildad. Pero sus biógrafos sugieren ahora que después de la guerra pasó un calvario y encadenó sucesivas depresiones. Incapaz de verbalizar lo que lo angustiaba, ese desgarro afloró en su lenguaje corporal, en los gestos de los personajes que interpretó a partir de los años 50. Se escapó a Nueva York con su amigo Henry Fonda. Su padre montó en cólera, pero el hijo modélico, por primera vez, no le hizo caso Su padre regentaba una ferretería, su madre sabía tocar el piano y tuvo dos hermanas. Su padre, un hombre recto y severo que peleó contra los españoles en Cuba y contra los alemanes en la Primera Guerra Mundial, le inculcó unos valores morales decimonónicos y el culto al trabajo. Stewart tuvo una infancia dura, pero feliz.
Se iba de acampada, volaba cometas y le fascinaban los aviones. Eran los tiempos heroicos de la aviación. Quiso ingresar en una escuela militar para convertirse en piloto, pero su padre lo obligó a ir a la universidad. Corría el año 1928 y el joven James estudió Arquitectura en Princeton. Durante los veranos se sacaba un dinerillo trabajando de albañil y pintando las líneas de las carreteras recién asfaltadas. También hizo sus pinitos tocando el acordeón. Eran tiempos difíciles. Se graduó en 1932, en plena Depresión. Su tesina fue el diseño de un aeropuerto. Pero no encontró trabajo de arquitecto. Y tampoco quería volver a la ferretería. Así que se marchó a Nueva York con un grupo de actores aficionados, entre ellos su primer amor, Margaret Sullavan Compartió piso con Henry Fonda, tanto en Nueva York como en Los Ángeles, donde la productora Metro Goldwyin Mayer le hizo una prueba. La superó y firmó un contrato: 350 dólares semanales por trabajar a destajo. «Se oye mucho eso de que los viejos magnates de la industria eran unos tiranos y los estudios, factorías casi esclavistas. Pero la Metro era un lugar maravilloso...Como actor pasaba inadvertido. Pero vivió la vida loca arrimado a Henry Fonda, que le iba pasando las novias que él dejaba. Henry era el lanzado; Jimmy, el paño de lágrimas. Tuvo romances más o menos platónicos o carnales con Katherine Hepburn, Jean Harlow, Carole Lombard, Greta Garbo… Pero eran amores discretos... La puritana influencia familiar seguía pesando. Héroe de guerra. Stewart combatió como piloto de bombarderos en la II Guerra Mundial. Lideró más de 20 incursiones sobre Bremen, Fráncfort o Berlín en las que murieron bajo las bombas miles de personas y regresó a casa convertido en héroe. Se dice que Ginger Rogers y Marlene Dietrich lo acosaron. Como recuerda Joan Crawford, «tenía una forma tan tímida de mirarte que te derretía por dentro». Pero muchas veces el actor prefería quedarse en casa antes que irse de juerga. Rodeado de filibusteros sexuales como Clark Gable o Gary Cooper, llamaba la atención su caballerosidad. Lo más sórdido que se puede decir de él es que fue presionado por el estudio para frecuentar el burdel privado de la Metro. La productora ejercía así cierto control sobre sus estrellas y se aseguraba de que al día siguiente madrugasen para ir al plató.
James no tenía entrenamiento como actor. Se curtió rodando. Las únicas lecciones se las dio Margaret Sullavan, que se percató de que los balbuceos de Jimmy y le aconsejó que los utilizara ante la cámara. Él bebía los vientos por ella. Pero ella se casó con Henry Fonda. El matrimonio duró un año. Fonda y Stewart no perdieron la amistad. Y eso que tenían serias diferencias políticas: Fonda era de izquierdas y Stewart, conservador. Una discusión acabó a puñetazos. Decidieron no volver a hablar de política y la amistad perduró hasta la muerte de Fonda, en 1982. El año 1939 fue decisivo en su vida. Sustituyó a Gary Cooper como protagonista en Caballero sin espada, de Frank Capra. A pesar del éxito de taquilla, su padre insistió en que volviese al pueblo y dejase aquella «vida pecaminosa». Al año siguiente consiguió un Oscar por su papel en Historias de Filadelfia, de George Cukor. Stewart mandó la estatuilla a su padre, que la colocó en una estantería de la tienda, junto a las medallas de guerra y los diplomas de boyscout. Fue el primer paso para hacerse perdonar. Amante y profesora. La actriz Margaret Sullavan fue su primer amor, Sullavan proporcionó a Stewart su escasa formación como actor. Le aconsejó mucho. La reconciliación llegó con la Segunda Guerra Mundial, que partió en dos la carrera artística del actor. Jimmy quiso alistarse como piloto, antes incluso del ataque japonés a Pearl Harbour, pero los reclutadores lo rechazaron por flaco. Estaba en los huesos: medía 1,95 y sólo pesaba 62 kilos. Se atiborró durante unos días y volvió a intentarlo. Dio el peso mínimo con apenas unos gramos de margen. Ya en el Ejército, le dieron un destino como instructor de vuelo, pero él anhelaba entrar en acción. Insistió a sus superiores hasta que en agosto de 1943, con 35 años, fue asignado por fin a un escuadrón con base en Inglaterra. Participó en más de 20 misiones sobre Alemania. Bombardeó Bremen, Fráncfort y Berlín. Según sus subordinados, era una persona muy amable, aunque firme, que se transformaba en combate. Se retiró de la Fuerza Aérea en 1968 con el grado de teniente general. Pero antes solicitó y obtuvo permiso para volar en una misión sobre Vietnam a bordo de un B-52. Volvió de la guerra como un héroe. Fue recibido con confetis en su pueblo y abrazado por su padre, pero se había quedado sin contrato como actor. Frank Capra se acordó de él y le contó por teléfono una embarullada historia sobre un tipo que se quiere suicidar y un ángel que le salva la vida. Stewart no entendió gran cosa, pero aceptó el papel. Y así se convirtió en George Bailey, el protagonista de ¡Qué bello es vivir!... «Trata de un tipo corriente que descubre que vivir cada día de forma honorable, con fe en Dios y preocupándose por los demás puede ser maravilloso», explicó el actor. Fue un fracaso de público, pero cristalizó el mito de Stewart como el prototipo del americano decente. Cuando vio el filme, el presidente Truman dijo que, si tenía un hijo, le gustaría que fuese como Jimmy. «La gente me ve como alguien vulnerable. No veo nada malo en eso, he elegido ese tipo de papeles porque encaja con mis sentimientos sobre la vida», reflexionó Stewart. Pero lo cierto es que sus papeles durante los años 50 y 60 no se amoldan al cliché que él mismo se fabricó. Amigo de Nixon y de Reagan, fue un hombre de negocios multimillonarios, con inversiones diversas, desde pozos de petróleo hasta una compañía de vuelos chárter
Para mi, un cinéfilo constante e historiador de cine, quiero resaltar la brillantísima interpretación de James Stewart, en el film, "EL VALLE DE LA VIOLENCIA", donde da vida a un viudo con nueve hijos, contrario a la guerra de Secesión y que sus palabras y cada sentencia que sale de su boca, vale por todos los flms de su carrera...Allá donde estés, recibe el calor de este hombre maduro que, te admira como actor, como hombre.....y como poseedor de los gestos mas variados, limpios y sinceros.....vistos en el séptimo arte.
Alfred Hitchcock descubrió en él registros desconocidos: un voyeur en silla de ruedas o un ex policía obsesionado por una mujer muerta. Esa faceta angustiada se intensificó en el western, tanto con John Ford (El hombre que mató a Liberty Valance) como con Anthony Mann (Winchester 73). Y llegó a su apogeo en Anatomía de un asesinato, de Otto Preminger... Hombre de familia. Ganador de dos Óscar, Stewart se mostró siempre orgulloso de su familia. A pesar de su versatilidad, nunca se libró del sambenito de que era incapaz de actuar y se limitaba a balbucear... «Soy James Stewart y hago de James Stewart, no pueden pedirme grandes interpretaciones, sólo hago variaciones de mí mismo», dijo una vez, resignado. «Mi marido es un tipo demasiado normal para ser actor», sentenció su mujer, Gloria McLean, con quien se casó en 1949. Él tenía 41 años; Gloria, de 31, estaba divorciada y era madre de dos hijos. Formaron una pareja sólida y enamorada durante 45 años, hasta la muerte de ella, en 1994. Vivieron en Beverly Hills sin estridencias, al estilo presbiteriano: sacaban a pasear a Beau, su perro, o montaban el caballo que James cabalgó en la mayoría de sus películas del Oeste. Escribió poemas y testificó ante el Congreso en contra del coloreado de los filmes clásicos. Pero sus últimos años fueron tristes. Gloria murió de un cáncer de pulmón y Stewart se sumió en la melancolía. Se convirtió en un fantasma cada vez más sordo y deprimido.
Durante el transcurso de su carrera actuó en varias películas consideradas clásicos y fue nominado cinco veces al Premio Óscar, ganando una vez en competencia y recibiendo uno honorífico por su trayectoria; también recibió un Premio Cecil B. DeMille, pero después ganaría el Globo de Oro como Mejor actor de televisión. También tuvo una notable carrera militar alcanzando el grado de General de Brigada en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Sus primeros éxitos vinieron como actor en el teatro de Broadway, antes de realizar su debut en Hollywood en 1935. La carrera de Stewart llegó a tener gran reconocimiento después de sus bien recibidas películas del director Frank Capra, incluyendo su rol que lo nominó al Premio de la Academia en Mr. Smith Goes to Washington. A través de sus siete décadas en Hollywood, Stewart cultivó una carrera versátil y reconocida en el cine. Es el actor más representativo de la lista de AFI's…. Desde 2007, diez de sus películas han sido incluidas en el United States National Film Registry. Dejó su marca en una amplia gama de géneros cinematográficos, incluyendo comedias, wésterns, biográficas, cintas de suspense y películas familiares. Trabajó para numerosos directores reconocidos, como Alfred Hitchcock, John Ford, Billy Wilder, Frank Capra y Anthony Mann. Ganó muchos de los honores más grandes de la industria y logró el Premio a la Trayectoria de todas las grandes organizaciones del cine, dejando un legado de interpretaciones clásicas, y considerado uno de los mejores actores de la Época Dorada de Hollywood. Fue nombrado en el tercer lugar en una lista de los 50 actores y actrices más célebres del cine estadounidense.
Su talento en la actuación le llevaron a ser invitado a los University Players, un club de actuación de músicos y "thespians" de la Ivy League, con Joshua Logan como director y Margaret Sullavan como la actriz principal. Después de graduarse en 1932, en plena Gran Depresión, no encontró trabajo como arquitecto y se dedicó a interpretar pequeños papeles en el verano en las producciones en Cape Cod de Players, cuando se unió al grupo de actores que incluía a Henry Fonda. En otoño, Stewart, se mudó a la Ciudad de Nueva York para convertirse en actor y fue contratado para su primera gran producción teatral como un chófer en la comedia Goodbye Again en Broadway, en la que solo interpretaba dos líneas. The New Yorker destacó, "El Sr. James Stewart como chófer... aparece sólo durante tres minutos y se va del escenario rodeado de espontáneos aplausos." Si bien la obra tuvo un éxito moderado la época era complicada. Muchos teatros en Broadway habían sido convertidos en pequeños cines y la depresión estaba llegando a su peor momento. "Desde 1932 hasta 1934", Stewart recordó posteriormente, "Sólo trabajé tres meses. Todas las obras en las que estaba cerraron. Obtuvo papeles teatrales con más substancia, incluyendo el exitoso Page Miss Glory y su primer dramá en Yellow Jack de Sidney Howard, que lo convenció de proseguir en su carrera como actor. Sin embargo, Stewart y Fonda, todavía compañeros de cuarto, luchaban por salir adelante. En el otoño de 1934, el éxito de Fonda en The Farmer Takes a Wife lo llevó a Hollywood. Finalmente, Stewart atrajo el interés del cazatalentos de MGM Bill Grady quien vio a Stewart en la noche de estreno de Divided by Three, una premier glamurosa que incluía entre el público a luminarias como Irving Berlin y Moss Hart y su amigo Fonda quien había regresado a Nueva York para ver el espectáculo. Con el apoyo de Fonda, Stewart accedió a hacer una prueba para la pantalla y firmó un contrato con MGM en abril de 1935, como actor contratado por un período de hasta siete años con un sueldo de $350 semanales.
Frank Capra dijo de él: “Mejor que una gran interpretación es el nivel de la no actuación, cuando el actor desaparece y en la pantalla emerge la persona de carne y hueso, una persona que enseguida interesa a la audiencia. James Stewart es de los pocos capaces de alcanzar ese nivel”. Durante los 60 y los 70 se mantuvo activo con títulos como El vuelo del Fénix (1965), El club social de Cheyenne (1970) y Aeropuerto 77 (1977). Su último gran papel fue al lado de su amigo John Wayne en El último pistolero (1976), dirigida por Don Siegel. Al final de su carrera protagonizó producciones más ligeras, intervino en la popular serie Norte y Sur, junto a Patrick Swayze, y se retiró del mundo del espectáculo en 1991.
A nivel sentimental, Stewart tuvo fama de ligón y sedujo a actrices de renombre como Yvonne De Carlo, Carole Lombard, Jean Harlow, Joan Crawford, Norma Shearer, Olivia de Havilland, Lana Turner, Marlene Dietrich, Eleanor Powell o Loretta Young. Sin embargo, la única que consiguió llevarle al altar fue la modelo y actriz Gloria Hatrick McLean. La boda tuvo lugar en 1949, cuando Jimmy ya había cumplido los 41. Fue galardonado tambien con premios a su trayectoria: Premio Óscar (1941 y 1985), Globos de Oro (1965), Premio del Sindicato de Actores (1969), American Film Institute (1980), Berlin International Film Festival (1982), Kennedy Center Honors (1983), Lincoln Center (1990), y el National Board of Review (1990). Stewart tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood en el 1708 de Vine Street. Una vez la estrella fue robada pero fue inmediatamente reemplazada. También fue invitado a dejar marcadas us manos en la entrada del Grauman's Chinese Theatre. Durante más de cuatro décadas, fue el prototipo del americano honesto, un hombre que hablaba de forma pausada, de aspecto desgarbado y firmes convicciones. Un hombre entrañable que trabajó en más de 100 películas. convirtiéndole en uno de los grandes actores de la historia.
Stewart falleció a los 89 años de edad, el 2 de julio de 1997, en su hogar en Beverly Hills, debido a un paro cardiorrespiratorio y un tromboembolismo pulmonar después de haber padecido por muchos años de problemas respiratorios
Stewart está sepultado en el Forest Lawn Memorial Park Cemetery en Glendale, California.
"Estados Unidos perdió un tesoro nacional"
(Declaró el Presidente Bill Clinton el día en que falleció.)