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GARY COOPER
UN CABALLLERO POR LAS LLANURAS DE HOLLYWOOD.
El último gran secreto de Gary Cooper lo reveló James Stewart, durante una la ceremonia de entrega de los Oscar. A Stewart se le quebró la voz al recoger la estatuilla honorífica concedida al ausente Cooper, por el conjunto de su carrera. Sus lágrimas le delataron y una pregunta recorrió el auditorio: "¿Cooper debe estar muy enfermo?". Su indiscreción anunció al mundo el fin de un vaquero cansado. Días después llegó al hogar de los Cooper un telegrama del Palacio de Buckingham, quizá el primero de ese tipo que un monarca británico enviaba a una estrella de Hollywood, aunque hay que aclarar que Gary era medio inglés. La reina Isabel II, en persona, se interesaba por su salud. El presidente Kennedy prefirió telefonear y hasta hizo reír al debilitado actor, que apuraba sus últimos días de vida consumido por el cáncer. Murió el 13 de mayo, seis días después de cumplir 60 años.
Me estoy refiriendo a un grandísimo actor....Rodó más de 100 películas de todos los géneros. Incluso comedias, con los maestros Ernst Lubitsch, Frank Capra y Howard Hawks. Vistió, también, uniformes exóticos: el la legión extranjera en "Beau Geste", el de oficial colonial en "Tres lanceros bengalíes" y la casaca roja en "Policía Montada del Canadá". Sin embargo, dentro y fuera de la pantalla, nunca dejó de ser un simple vaquero humano, brutalmente atractivo, generoso, fiel amigo y se marchó grabando con hilo de oro la Historia del Séptimo Arte. No le gustaba la vida social, bailar, leer ni escribir. En cambio, adoraba las armas y los automóviles, cosas que coleccionaba. Fue hombre de pocas palabras, cuyas diversiones preferidas, eran pescar y cazar, incluidos safaris en África. Dos actividades que le hicieron íntimo del escritor Ernest Hemingway, al que visitaba con frecuencia en Cuba. No podía ser de otro modo en alguien que había crecido en los espacios abiertos del Oeste, pero como todos los actores del cine, tenia sombras que espero poder narrar con cordura.
Vino al mundo en Helena, población no muy conocida, a pesar de haber nacido allí también la actriz Myrna Loy y de ser la capital de Montana. En este Estado se juntan las grandes praderas con las Montañas Rocosas, está Little Bighorn -donde los indios acabaron con Custer y el Séptimo de Caballería-, y se forjó mucho del mito del salvaje Oeste. Su padre que llegó a ser juez del Tribunal Supremo de Montana y Alice, ingleses emigrados a América en busca de fortuna, se conocieron en Helena, se casaron y se nacionalizaron estadounidenses. El parto de su primer hijo, Arthur, en 1895, fue tan malo que los médicos le recomendaron a Alice que no volviera a quedarse embarazada, pero ella deseaba tanto una niña, ya que sentía que el hijo mayor era del padre, que volvió a intentarlo, aun a riesgo de su vida. La desilusión que sufrió al tener otro varón fue tremenda. Esta circunstancia provocó un hecho insólito. Toda la ropita que sus padres tenían preparada era de niña, así que en sus primeros años Gary Cooper, símbolo de la masculinidad americana, se vistió de chica. Más aún, su madre no le dejaba ir con chavales, para que no se ensuciara, y estaba siempre con las niñas. De mayor, reconoció que jugaba con ellas a las muñecas, aunque puntualizó que nunca tuvo una propia, un detalle a tener en cuenta y que Cooper llevó siempre en su pensamiento, ocultándolo. Esta experiencia infantil conecta con dos detalles de su vida posterior: los rumores sobre su supuesta bisexualidad y su habilidad para tratar con las mujeres. Se casó una sola vez, un matrimonio en el que los contrayentes excluyeron decirse eso de "obedecer"-, pero tuvo cientos, quizá miles de amantes. No sólo entre las estrellas con las que trabajó y las mujeres de mundo que trató, sino también con compañeros de rodaje, secretarios que jamás comentaron nada, también peluqueras y modistas de los estudios.
-"Todas las mujeres que le conocieron se enamoraron de él"-, dijo Ingrid Bergman, con la que vivió un romance intenso después de filmar dos películas juntos. La Warner retrasó su estreno, ante el temor de que un doble divorcio de sus estrellas hundiera el filme. La tímida Helen Hayes, gran dama del cine y teatro americano que protagonizó con él Adiós a las armas, confesó que habría abandonado a su esposo si Gary se lo hubiera pedido.
Su pericia amatoria y sus habilidades hípicas, dos prácticas que aparecen no pocas veces relacionadas en el lenguaje popular, fueron sus grandes bazas para entrar en el cine. De joven, estudió en Inglaterra pero la I Guerra Mundial le obligó a regresar. Ya en Helena, tuvo un accidente de coche y se lesionó una cadera, mal del que jamás se curó y que provocaba su modo tan especial de andar. Como terapia, le mandaron que montara a caballo. Siguió las órdenes del médico a rajatabla y aprovechando la falta de mano de obra impuesta por la guerra, se empleó como vaquero en el rancho familiar. Allí aprendió los gajes del oficio que luego representó tantas veces en la pantalla. Adquirió una destreza poco común con los caballos y entabló buena amistad con sus compañeros de trabajo. Hombres curtidos con los que se divertía. Se dijo que perdió la virginidad con una prostituta. Aquella era un tipo de vida demasiado dura para él y se buscó nuevos horizontes. Su objetivo era forjarse un futuro como dibujante y caricaturista. No tuvo mucha suerte en su empeño y acabó en Hollywood, ayudado por su relación con un conocidísimo productor de la época. Según unos, para abrirse camino con la prensa, según otros, para probar suerte en el cine. La razón da igual... le buscaron su primer trabajo como especialista a caballo. Era un oficio lucrativo y arriesgado, pero tan bueno para empezar como cualquier otro. La diferencia es que a Cooper se le daba mejor que a la mayoría de sus colegas. Le pasaba lo mismo sobre todo con las mujeres, que jugaron un papel esencial en su ascensión al estrellato. La primera, fué la representante Nan Collins, le convenció para que invirtiera sus pocos ahorros en filmarse su propia prueba, con la que promocionarse. Le cambió, además, el nombre de Frank James por el del pueblo en el que había nacido ella, Gary, que sonaba mejor. Su primer papel de importancia, fué en Flor del desierto, se lo consiguió la secretaria del productor Samuel Goldwyn. El empujón a la fama se lo dio la deslenguada y desinhibida Clara Bow, que impuso la presencia de Coop en sus filmes cuando aún no era muy conocido. Ha habido estrellas más brillantes que Bow pero pocas han logrado imprimir una imagen de marca a su nombre como hizo ella, que será siempre "chica It". It, una palabra inglesa que significa "ello", fue un término acuñado en los locos años veinte para referirse a ese encanto sexual que hace irresistibles a muchas personas y que Clara Bow inmortalizó en su película de igual título. La actriz, con bien ganada fama de ninfómana...llegó a acostarse con todos los jugadores de un equipo de rugby, entre los que estaba el aún desconocido John Wayne, pero se encaprichó de Coop a primera vista. Se conocieron en una fiesta y nada más verle se lo llevó a su mansión de Beverly Hills donde pasaron la noche. No hubo quejas ni tuvo que coger el coche por la mañana en busca de más hombres con los que satisfacer sus necesidades, como solía hacer con otros. Muy al contrario, Clara, a la que le gustaba experimentar y contarlo todo, confió a sus amigas que Coop tenía un "polvazo" y "podía funcionar toda la noche y seguir por la mañana". El galán jamás soñó tener en Hollywood una mejor recomendación. La prensa de Hollywood acusaba a Gary Cooper de ser un gigoló que buscaba publicidad con sus romances y que se labraba una carrera gracias a las mujeres...y no se equivocaban. Coop ni siquiera era fiel a sus amantes y alternaba a Clara con actores y sobre todo con una actriz hoy olvidada: Evelyn Brent y Lupe Vélez, futura esposa de Johnny Weissmuller, a la que apodaban "la gata salvaje", por su gran vitalidad. La sangre fría de Coop durante sus ruidosas peleas sacaba de quicio a Lupe y más de una vez reaccionó golpeándole, lo que dejaba en su cara huellas inequívocas de violencia que había que disimular con maquillaje al rodar. La temperamental latina, que acabó suicidándose, salía a la calle con una navaja y guardaba en casa una pistola, con la que un día, reventada de celos, le disparó al actor, en un intento de alejarse de ella.
Grace Kelly, entonces futura princesa de Mónaco, le acosó durante todo el rodaje de Solo ante el peligro:
- "Era muy guapa, comentó Gary.. A los hombres podía parecerles fría como un pez, pero sólo hasta que se bajaba las bragas"-
La insaciable bisexual Tallulah Bankhead, que dejó el teatro por el cine, contaba:
-"Me ofrecieron mucho dinero y pensé: me voy a Hollywood para follar con Gary Cooper'"-
Entre sus otras amantes estuvieron Carole Lombard, Merle Oberon, Marlene Dietrich y un sonado romance con la rica heredera Dorothy Taylor, condesa di Frasso, mientras su marido les miraba. Gary conoció a la aristócrata consorte en Roma, mientras él trataba de superar una depresión. Ella no sólo le ayudó, sino que le enseñó a vestir y pulió sus maneras toscas. De ser un vaquero devolvió a Hollywood a todo un caballero. En su vida también hubo relaciones homosexuales... y no es de extrañar... Hay que recordar que de Clark Gable se decía que se abrió paso como chapero, que Cary Grant vivió una temporada con Randolph Scott y que Tyrone Power y Errol Flynn eran notorios bisexuales. Gary Cooper también tuvo una larga relación con el actor Anderson Lawler, con el que compartió casa y cuya compañía provocaba los celos y la incredulidad de Clara Bow y de Lupe Vélez.
Sólo una mujer logró llevarlo al altar, Verónica Balfe. Era hija de multimillonario, hijastra del responsable de la Bolsa de Nueva York y católica, mientras que él era episcopaliano - aunque se convirtió antes de morir-. Se casaron en 1933, su relación fue siempre muy abierta y, aunque estuvieron al borde del divorcio, su unión sólo acabó al fallecer él. A ello colaboró María, hija del matrimonio y la pasión de su padre. El dato más relevante del trato de Coop con las mujeres es que estuviera con ellas años o minutos, todas le adoraron y ninguna se sintió utilizada. Patricia Neal es un buen ejemplo. Se enamoraron en El manantial y su amor fue tan intenso que le llevó al borde del divorcio, al quedarse ella embarazada. Al final, abortó.
- "Llevó 30 años llorando por aquel niño. Si pudiera rehacer una sola cosa de mi vida, habría tenido aquel bebé"- escribió la actriz en sus memorias y cuando se refiere a Gary hablaba de él con amor.
Su agitada vida sentimental le dejó tiempo, para demostrar sus dotes como actor y fue, durante años, uno de los más populares del mundo. Sus compatriotas vieron reflejados en la mirada franca de sus ojos y en su espíritu inocente la esencia de los valores americanos. El suyo fue el éxito del hombre corriente metido, a su pesar, a tareas de héroe. Ganó Oscars, por Sargento York y Solo ante el peligro.
La opinión de Gary sobre:
Éxito.
- "Ningún intérprete alcanza la fama sólo por su talento. A los actores los moldean fuerzas ajenas a ellos. Deberían recordarlo y al menos un par de veces a la semana hincarse de rodillas y agradecerle a la Providencia haberlos elevado por encima de los ranchos, los mostradores de mercería y los pupitres de contable".
Esposa.
- "La mujer ideal es la que se queda en casa construyendo un hogar para su marido. Cuando Verónica Balfe y yo nos casemos, espero que ella abandone su carrera en el cine".
Bisexualidad.
-" En Hollywood casi todos los actores somos bisexuales, vivimos en un mundo de magia, luces, glamour y apradinamientos... Salvo excepciones, todos queremos alcanzar la cima, a cambio de lo que sea...Así es Hollywood y así será siempre".
Amor.
- "Cuando era más joven sólo pensaba en ser más importante, conseguir mejores papeles y conocer personas hermosas y atractivas. La vida me ha dado muchas cosas buenas, quizá demasiadas. Fama, éxito, dinero y, claro, amor. Mucho amor".
Lo que el viento se llevó.
- "Rhett Butler, fue uno de los mejores papeles que me ofrecieron en Hollywood, todo él surge de la pantalla como un caballero. Rechacé el papel porque no creía en el film y no me veía tan elegante. Después de ver a Clark Gable interpretarlo, me he convencido de que tenía razón, nunca me lo perdonaré".
Algunos lectores habituales de mi web CINEPARAISO, me han criticado, porque cuento demasiadas historias sobre bellezas y mitos masculinos y femeninos. La verdad, nunca son demasiados... Siempre demuestro que yo tengo mis razones, pero he de reconocer que algún motivo tienen. Por eso y para ir equilibrando voy a aprovechar que el pasado año 2015, un 13 de mayo se cumplieron 54 años de la muerte. Fué una de las grandes estrellas del cine, Gary Cooper, que se convirtió al catolicismo antes de su muerte, cuando me estaba documentando para este articulo, leí que el profesor Alfonso Méndiz ya había escrito sobre el asunto mucho.
Os dejo con la conversión de Gary Cooper, en el Vaticano, además de resaltar el papel de su familia, narra una anécdota de Thomas Merton que no conocía...Para recordarle, he querido reproducir parte de su conversión, en la que, junto a la insondable intervención divina, se dio también la mediación de un buen amigo: alguien que me supo orientar, para darle brillantez.
-" El entusiasmo nos embargó a todos a medida que se aproximaba la audiencia con el Papa.… Estábamos todos en una sala dorada del Vaticano con una veintena de invitados más. Habíamos comprado rosarios, anillos y medallas para que los bendijera Su Santidad, y tenía un buen puñado de esos objetos en mis manos. Cuando el Papa llegó a mi lado, quise arrodillarme para besarle la mano, y perdí el equilibrio. Se me cayeron entonces todas las medallas, perlas y rosarios, que rodaron con estrépito por toda la habitación. Algunas quedaron bajo el manto del Pontífice, que supo sacar de mi monumental vergüenza con una sonrisa y un gesto de comprensión. Con con Pío XII, comencé a pensar en una posible conversión. No hablé mucho de ello, simplemente acompañaba a mi familia a Misa casi todos los domingos, poniéndoles la excusa de que era para oír los fantásticos sermones del padre Harold Ford. Este joven y celoso sacerdote correspondió a mi interés con una dedicación entusiasta:
-" No me sermoneó con el azufre y el fuego del infierno, sino que supo hacerse amigo mío. Mi esposa le invitó un día a merendar para charlar. Y, nada más entrar en la sala de armas, me ganó manifestando un gran deseo de practicar la caza y la pesca. En los meses siguientes fue mi compañero inseparable en el buceo, la caza y todo tipo de excursiones. Durante aquellas salidas, el padre Ford fue explicándome la riqueza de la Fe católica. Y, cuando casi estaba decidido, me dio a leer «La montaña de los siete círculos», una autobiografía del monje Thomas Merton en el que narra su conversión. Aquello fue el empujón definitivo. Fuí bautizado en la Iglesia católica en mayo de 1959 y apadrinado por mi íntimo amigo Shirley Burden, que era también converso ".
A las pocas semanas de su conversión, empezaron a manifestarse los primeros síntomas del cáncer que le llevaría a la tumba. Luchó en silencio con su enfermedad, mientras rodaba sus últimas películas: «El árbol del ahorcado», «Misterio en el barco perdido» y «Sombras de sospecha». Con la salud ya deteriorada, en 1960 recibió un Óscar especial de la Academia «por su larga y extraordinaria carrera». Durante 35 años, había intervenido en más de cien películas, la mayoría como protagonista. Murió el 13 de mayo de 1961 y fue enterrado en el cementerio católico de Santa Mónica. En octubre de ese mismo año, Thomas Merton escribió una carta a su hija Mary en la que decía:
-"Como todo el mundo, yo también adoro las películas de Gary Cooper. Aunque sea monje, me encanta verlas. Incluso tuve la secreta esperanza de que, si algún día ‘La montaña de los siete círculos’ se llevaba a la pantalla, tu padre sería el protagonista del filme. Por muchos motivos, me hubiera gustado mucho que hiciera ese papel"..
La influencia de su conversión fue enorme en el mundo de los artistas. Ernest Hemingway, que fue un gran amigo suyo, recuerda que pocas semanas antes de la muerte del actor hablaron largo y tendido sobre el catolicismo. Al final, con la voz muy seria, Gary Cooper le dijo: «Tú sabes que tomé la decisión correcta». Según reconoció después, Hemingway no olvidaría nunca aquella conversación. Aquel moribundo tumbado en la cama le había parecido la persona más feliz de la tierra.
Hablaré muy claro, no había vaquero mas guapo que Gary Cooper. John Wayne tenía la burla, y Gene Autry la voz, pero nadie ardía como Cooper. En sus primeras películas, él era el glamour sobre un caballo: los ojos alineados, con la cara en polvo, pero de alguna manera idénticamente como en su casa de Montana , una de las últimas fronteras verdaderas. Durante sus 30 años en Hollywood, jugaría variaciones sobre el vaquero - el vaquero va a la guerra, el vaquero va a la ciudad - pero en cada turno, no sólo ganó la chica... lo hizo con justicia. A diferencia de otras grandes estrellas, que permitieron e incluso se deleitaba con la oportunidad de jugar contra el tipo, Cooper mantiene las cosas simples. Jugó ligeras variaciones sobre el mismo personaje, pero su centro moral se mantuvo constante: "Acaban de hacerme el héroe", como dijo una vez a un guionista. Cooper se convirtió en un héroe para muchos, así como él desarrolló una reputación como uno de los mujeriegos más notorios de Hollywood. Tuvo una dura competencia - Clark Gable, Spencer Tracy, pero Cooper puede o no haber dormido con todos... Sin importar su edad, él era insaciable, antes y durante su matrimonio. ¿Cómo conciliar la pantalla rectitud moral como fuera de ella? Esa fue la obra de fijadores, revistas del corazón y el sistema de estudios en general, que se aseguró de que nunca se hablase de su bisexualidad....
Cooper fue esencialmente un vaquero extraordinariamente atractivo y su mirada cambió las normas de la masculinidad con el inicio de la Gran Depresión. El glamour de su aspecto potencia precisamente el típico producto-erotico de Hollywood.... y hasta la más "natural" de las estrellas permanecen siempre en el recuerdo, con imágenes que nadie puede ya olvidar.. como por ejemplo en Marruecos, donde pasó de vaquero taciturno a un uniformado y guapo soldado, solo que esta vez se enfrentaba a Marlene Dietrich. Y no me causa ninguna sorpresa que Gary y Josef Von Sternberg, director de la película, no se llevaran bien, buena parte porque von Sternberg insistió en filmarle en posiciones pasivas, siempre mirando hacia arriba, hacia una Dietrich bellamente iluminada. Gary y Marlene podían haber escrito un soberbio articulo relacionado en como practicar sexo tras la cámara, sin que el director se entere.
El American Film Institute (AFI) lo situó en el puesto 11.º de su lista de las 25 leyendas del cine clásico de Hollywood. Tres de sus personajes —Will Kane, Lou Gehrig y el sargento York— están incluidos en la lista del AFI de los 100 mayores héroes y villanos, los tres en el apartado de héroes. Su frase interpretando a Lou Gehrig «Hoy me considero el hombre más afortunado de la faz de la tierra», está clasificada por el AFI como la trigésima octava frase de película más célebre de todos los tiempos.
Más de medio siglo después de su muerte, el legado de Cooper perdura, según el biógrafo Jeffrey Meyers, por su imagen del héroe americano ideal preservada en sus actuaciones en la gran pantalla. Charlton Heston comentó en una ocasión: «Proyectó el tipo de hombre que los americanos querrían ser, probablemente más que cualquier actor que haya vivido».
Finalizo mi articulo
con una anécdota extraída de la entrevista que le hizo David Frost a Joan
Crawford cuando le preguntaron sobre cual era para ella la atracción mas curiosa
de Gary Cooper... La actriz miró fijamente a Frost y respondió:
-" ¡Cojones, él los tenía! y muy bien puestos "-